¿Alguna vez te dijeron que ejercites tu gimnasia mental? Si es así, la propuesta es sumarte a una serie de ejercicios y hábitos diseñados para mantener el cerebro activo y favorecer funciones como la memoria, la atención y la agilidad mental.
Así como el cuerpo necesita movimiento para mantenerse en forma, la mente requiere estimulación para prevenir el deterioro cognitivo y mejorar el rendimiento diario. En este sentido, incorporar pequeñas acciones en la rutina puede marcar la diferencia.
Entre las actividades más efectivas están los juegos de lógica, crucigramas, sudokus y rompecabezas, que desafían la concentración y el razonamiento.
Aprender algo nuevo, como un idioma, un instrumento musical o una receta, también estimula la formación de nuevas conexiones neuronales.
También cambiar hábitos cotidianos —por ejemplo, cepillarse los dientes con la mano no dominante o variar el camino al trabajo— obliga al cerebro a adaptarse y salir de la rutina.
La lectura, la escritura y las conversaciones profundas fortalecen la comprensión y el vocabulario, mientras que practicar la atención plena (mindfulness) ayuda a mejorar la memoria a corto plazo.
Finalmente, mantener una vida social activa, dormir bien y cuidar la alimentación completan el entrenamiento, ya que un cerebro sano necesita tanto estimulación como descanso y nutrientes adecuados.