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Guía para el tratamiento quirúrgico y no quirúrgico del traumatismo hepático

Este es un resumen rápido de las pautas sin análisis ni comentario. Para obtener más información dirigirse directamente a las pautas de WSES 2020, le dejamos el link al final del contenido.

Tratamiento no quirúrgico

Cuando no hay otras lesiones internas que requieran tratamiento quirúrgico, el tratamiento no quirúrgico será el de opción para todas las lesiones menores hemodinámicamente estables (WSES I; American Association for the Study of Trauma [AAST] I-II), moderadas (WSES II; AAST III), y graves (WSES III; AAST IV-V).

En pacientes con lesiones moderadas y graves que responden temporalmente se ha de considerar el tratamiento no quirúrgico solo en contextos seleccionados en los que se dispone de inmediato de cirujanos capacitados, quirófanos, monitorización continua (en condiciones ideales en una unidad de cuidados intensivos o servicio de urgencias) y acceso a angiografía, angioembolización, sangre y hemoproductos, y en lugares donde existe un sistema de traslado rápido de estos pacientes a centros de atención de nivel más alto.

Siempre se ha de efectuar tomografía computarizada con contraste intravenoso cuando se considere el tratamiento no quirúrgico.

Se puede valorar angiografía/angioembolización como intervención de primera línea en pacientes hemodinámicamente estables con extravasación arterial del medio de contraste en la tomografía computarizada. En niños hemodinámicamente estables la extravasación del contraste en la tomografía computarizada no representa una indicación absoluta para angiografía/angioembolización.

Se ha de intentar el tratamiento no quirúrgico en caso de traumatismo craneoencefálico o lesión de la médula espinal concomitantes con exploración clínica fiable, a menos que el paciente no pudiera alcanzar los objetivos hemodinámicos específicos para el neurotrauma, y que la inestabilidad pudiera deberse a hemorragia intraabdominal.

El ingreso en la unidad de cuidados intensivos en caso de lesión hepática aislada puede ser necesario solo cuando se trata de lesiones moderadas y graves.

En algunos casos en los que se sospecha lesión intraabdominal en los días posteriores al traumatismo inicial puede valorarse la exploración laparoscópica como ampliación del tratamiento no quirúrgico, y como medio para planear la atención al paciente en una estrategia de tratamiento escalonado.

En contextos con bajos recursos se podría valorar el tratamiento no quirúrgico en pacientes hemodinámicamente estables que no tienen datos de lesiones concomitantes y con hallazgos negativos en las exploraciones físicas, los estudios por imágenes y los análisis sanguíneos en serie.

Tratamiento quirúrgico

Pacientes hemodinámicamente inestables y que no responden al tratamiento no quirúrgico (WSES IV) se han de someter a tratamiento quirúrgico.

La principal intención quirúrgica será controlar la hemorragia y la filtración de bilis, e iniciar la reanimación para el control del daño lo más pronto posible.

Al principio se deben evitar las resecciones hepáticas mayores y se considerarán solo en operaciones subsiguientes, en una forma de desbridamiento mediante resección, en caso de grandes áreas de tejido hepático desvitalizado, y serán realizadas por cirujanos experimentados.

La angioembolización es una herramienta útil en caso de hemorragia arterial persistente después de procedimientos no hemostáticos o de control del daño.

Se puede utilizar la reanimación mediante obliteración aórtica con globo endovascular en pacientes con inestabilidad hemodinámica como transición a otros procedimientos más definitivos para controlar la hemorragia.

Seguimiento a corto y a largo plazo

Los abscesos intrahepáticos se pueden tratar satisfactoriamente mediante drenaje percutáneo.

La hemorragia tardía sin afectación hemodinámica grave puede tratarse al principio con angiografía/angioembolización.

El pseudoaneurisma de la arteria hepática se ha de tratar mediante angiografía/angioembolización para prevenir la rotura.

Los bilomas sintomáticos o infectados se deben tratar mediante drenaje percutáneo.

Se puede valorar una combinación de drenaje percutáneo y técnicas endoscópicas en el tratamiento de complicaciones biliares postraumáticas no susceptibles de tratamiento percutáneo aislado.

El lavado, el drenaje y la colocación endoscópica de una endoprótesis puede considerarse el primer abordaje en la fístula biliar postraumática tardía sin alguna otra indicación para laparotomía.

La laparotomía como método inicial se ha de valorar en casos de aplazamiento de la operación, a fin de minimizar la intervención quirúrgica cruenta y poder individualizar el procedimiento al tipo de lesión.

Para ver la guía click aquí.

Medscape / Farmanuario

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