El objetivo principal de la farmacología clínica es promover el buen uso de los medicamentos, es decir, que sean adecuadamente seleccionados según la situación clínica, con objetivos bien establecidos,
acorde a las mejores evidencias, con un adecuado plan terapéutico y buenas indicaciones en la elaboración de la prescripción (en acuerdo con el paciente) y por supuesto estricta monitorización de sus beneficios pretendidos y riesgos que puedan aparecer.
Sobre cada una de estas cualidades hemos desarrollado reflexiones en boletines anteriores, sin embargo hoy dudamos del éxito en alcanzar esta empresa, ya que en no pocos momentos parece perdida la batalla. Nos preguntamos si se trata de una forma de aquella vieja polémica antinómica entre civilización o barbarie. Quizás seamos un poco civilización y otro poco barbarie, por lo que debemos redoblar esfuerzos en educación, en ser más creativos y adaptarnos a nuevos tiempos ya que el valor educativo de aquellos postulados, no parecen ser aprendidos ni aprehendidos aún, parece que aun no concebimos cual es el significado de las buenas prácticas en el uso de medicamentos por los diferentes actores o eslabones de la tan conocida cadena del medicamento. Lo hemos dicho muchas veces: el problema, es la molécula? es el medicamento el problema? o es la forma de uso que le damos.
Es que nuestra cultura actual, inmediatista, medicalizada y mercantilizada, a-reflexiva no tiene tiempo tampoco a darle el verdadero valor que reclamamos para el medicamento, el tan mentado y lejano bien social. La misma palabra farmakon, contiene el beneficio y el veneno según lo decían los antiguos griegos. Es decir que TODO medicamento lleva implícito el riesgo, podremos ser capaces de aprender a usarlos o las agencias tendrán que seguir retirándolos frente a la batalla perdida?. Cuál sería el camino entonces? Pues la educación por supuesto es lo más importante, pero hasta ahora no parece haber dado buenos resultados.
¿Debemos abandonar medicamentos porque se usan en forma irracional e irresponsable? Es necesario la educación en farmacología clínica pero es necesario disponer de comités de farmacología y terapéutica con farmacólogos médicos, farmacéuticos, clínicos, enfermeras, gestores, atendiendo a problemas fármaco-terapéuticos y dejar de considerar al medicamento en forma automática, mágica, desaferentizado del organismo y comenzar de una vez con las buenas prácticas de prescripción.
Para esto es necesario educación que no termina en la formación de grado ni en los cursos de educación continua (necesarios pero no suficientes), sino a través de las unidades de farmacología clínica o los comités de terapéutica asistenciales, que permitan razonar y entender el lev motiv del medicamento.
Farmacología / Farmanuario.

