Investigadores y clínicos no dudan en calificar la medicina regenerativa como la tercera revolución médica, dadas las posibilidades terapéuticas de las células madre, capaces de diferenciarse y formar cualquier tejido del cuerpo, además de que pueden dividirse para producir más células madre. De ahí que los científicos estimen que es una fuente ideal para tratar multitud de dolencias donde se ha producido un daño celular, desde la diabetes hasta el alzhéimer.
Una ayuda para los deportistas
El desgaste que sufre el cuerpo de un deportista de alta competición acelera la erosión de las articulaciones, y es en ellas donde los factores de crecimiento han demostrado ser especialmente eficaces. Se trata de proteínas que se extraen del plasma sanguíneo y tienen capacidad para regenerar los tejidos dañados –ligamentos, músculos– porque facilitan la producción de vasos sanguíneos, así como la proliferación y diferenciación celular. El resultado es la mejora del movimiento articular y la disminución del dolor, ya que reducen también la inflamación. La terapia comenzó utilizándose en deportistas, pero su uso ha ido ampliándose a personas con artrosis.
Principios básicos de la medicina regenerativa
El principio en el que se basa la medicina regenerativa, la potencialidad del cuerpo para repararse a sí mismo, no es una excepción en la naturaleza. Cuando una lagartija o un lagarto pierden la cola al escapar del depredador que los acecha, su vida no corre peligro alguno por la amputación. Su cuerpo tiene la capacidad de fabricar uno a uno los tejidos del apéndice perdido, músculos, nervios, vasos sanguíneos, y disponer de una nueva cola en alrededor de sesenta días. ¿Es arriesgado, iluso, incluso, pensar que el cuerpo humano puede albergar una habilidad similar? Todo apunta a que no. “Cuando el corazón resulta dañado por un infarto, lo que busca la medicina regenerativa es reparar la parte del órgano afectada, añadiendo, quitando y restaurando el tejido que haya dejado de funcionar”, explica Josep Samitier, director del Instituto de Bioingeniería de Cataluña.
Investigación y ensayo
Una solución posible que ya se está ensayando consiste en crear tejidos en laboratorio con células madre y una matriz para implantarlas en el corazón. Médicos japoneses de la Universidad de Osaka utilizaron estos parches de tejido muscular cardiaco a comienzos de 2020 en diez pacientes con cardiopatía isquémica, una enfermedad ocasionada por la arteriosclerosis de las arterias coronarias. El estrechamiento que ocasiona en los vasos impide que proporcionen la sangre que necesita el músculo cardiaco. Los investigadores han utilizado células iPS, un tipo de células madre con capacidad para convertirse en la mayoría de tejidos, y trabajan sobre la hipótesis de que consigan reparar las arterias dañadas.
Se sabe que, a lo largo de la vida, de una persona se renuevan al menos el 50 % de las células que tiene al nacer. Hasta hace unos años, se pensaba que la capacidad del cuerpo para regenerarse estaba limitada a algunos tejidos y que había otros especialmente complejos, como el cardíaco o el nervioso, que no podían hacerlo. Pero ese dogma ha caído, lo que ha supuesto un cambio conceptual radical: la medicina puede intentar ahora reparar el deterioro que se produce en órganos complejos como el corazón y también reparar el sistema nervioso central o el cerebro. El año pasado, el neurocirujano japonés Takayuki Kikuchi, del Hospital Universitario de Kyoto, implantó células madre reprogramadas a un paciente de unos cincuenta años con párkinson. Eran células capaces de sintetizar dopamina, la sustancia cerebral que ayuda a controlar el movimiento muscular. En la intervención, las colocaron en doce lugares del cerebro conocidos por ser centros de actividad de la dopamina. Con anterioridad, los experimentos en monos demostraron que mejoraban los síntomas motores de la enfermedad. Ahora queda conocer sus efectos a corto, medio y largo plazo en humanos, una vez que se repita la intervención en el paciente escogido para implantarle más células madre.
Como vemos, los avances que se esperan de la medicina regenerativa abarcan enfermedades de gran impacto social, médico y económico, como la diabetes. En esta patología, se persigue un objetivo ambicioso: crear un páncreas en miniatura con células madre que permita reemplazar el órgano dañado en los enfermos y normalizar la producción de insulina, la hormona que regula los niveles de azúcar en sangre. Una meta más cercana la protagoniza la empresa estadounidense ViaCyte, que prueba en 75 pacientes con diabetes de tipo 1 un parche con células pancreáticas producidas a partir de líneas celulares pluripotentes. Ya está validado en ratones y el año que viene se esperan los resultados de los ensayos en humanos.
Muy Interesante / Portal Salud.