Varias veces hemos hablado de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”.
Por eso, es claro que todo lo que pasa a nuestro alrededor afecta, para bien o para bien, nuestra salud mental. Y en ese sentido va un nuevo informe publicado en junio de este año por la OMS, que considera que “el cambio climático plantea graves riesgos para la salud mental y el bienestar”.
Las conclusiones de ese informe van en la misma línea que otro reporte reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que señala que “la rapidez del cambio climático supone una amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial, al provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la depresión, el dolor o las conductas suicidas”.
“Los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima y a un riesgo a largo plazo”, afirma la Dra. María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
En ese sentido, la especialista agrega que “si se aumenta el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas de reducción del riesgo de desastres y relacionadas con el clima, los países podrán hacer más para ayudar a proteger a las personas que corren mayor riesgo”.
Por esa razón, el informe de la OMS recomienda cinco enfoques importantes para que los gobiernos aborden los efectos del cambio climático en la salud mental:
1). Integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental
2). Integrar el apoyo a la salud mental con la acción climática
3). Basarse en compromisos mundiales
4). Elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades y
5). Reducir el importante déficit de financiación que existe para el apoyo a la salud mental y psicosocial
Un ejemplo de los efectos positivos de esta mirada integrativa entre la salud mental y el planeta es el caso de Filipinas, que reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el impacto del tifón Haiyan en 2013; o el de la India, país en que un proyecto nacional ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental.
Fuente: OMS / Portal Salud