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La vuelta de los pies al verano

Las estaciones traen consigo cambios de temperatura y actividades que dejan al descubierto nuestros pies al aire libre. Se acerca el verano y es tiempo de recuperarlos para lucirlos más lindos y sanos que nunca.

Este es el momento del año en que las personas vuelven a observar sus pies luego de varios meses de frío en los que permanecieron protegidos con medias y calzados cerrados. La temporada de invierno deja huellas en los pies, que reaccionan manifestando cambios en la piel, la coloración de las uñas y los puntos de apoyo.  

La llegada de las temperaturas más cálidas de primavera y verano invita a cambiar el calzado y exponer los pies al aire libre. Esto conduce a preocuparse por su aspecto estéticos, pero ¿qué sucede con la salud de los pies? Es importante recordar que son un órgano más y que están íntimamente relacionados con otras partes del cuerpo a través de la biomecánica. Las tendencias en calzados, los hábitos de vida y la ausencia de cuidados provocan que las afecciones de los pies se presenten en gran parte de la población.

Estos son una de las partes de nuestro organismo menos atendidas y, sin embargo, constituyen la estructura que soporta a diario el peso de todo el cuerpo. Las lesiones pueden llegar a ser muy molestas e incluso deteriorar la salud de otras partes del cuerpo como las articulaciones de tobillo, rodilla o cadera. 

Los cambios de estación son el momento ideal para revisar los hábitos de cuidado y evaluar la salud de los pies. Las consultas podológicas preventivas son tan importantes como las que se coordinan con otros profesionales de la salud como odontólogos u oftalmólogos.

En una consulta podológica de rutina se evalúa el estado de las uñas, la piel y los apoyos plantares. El pulido de las láminas ungueales deja en evidencia cambios de coloración, desprendimiento o aumento del grosor de las uñas. Por otro lado, las callosidades tanto en planta del pie, dorso de dedos o entre medio de los dedos, delata los roces y las presiones que se generan por el uso del calzado cerrado durante los meses de temperaturas más bajas.

La piel que no recibió una adecuada hidratación puede verse fina, seca, descamada y, en pacientes con una sudoración no controlada, se observa la presencia de hongos, especialmente entre los dedos. En estos casos, la educación de los cuidados diarios junto con la recomendación de hidratantes o tratamientos específicos es lo que marca la diferencia.

Más allá de los tratamientos profesionales que existen para recuperar la salud de nuestros pies, hay algunos cuidados básicos que ayudan a prevenir patologías y disfrutar de su protagonismo en las estaciones más cálidas:

1) Higiene diaria y buen secado: lavar los pies a diario, con agua y jabón, no utilizar agua excesivamente caliente ni dejar los pies en remojo demasiado tiempo. Luego de lavarlos deben secarse bien, prestando especial atención a la zona entre los dedos. 

2) Hidratación de la piel: hidratar a diario, si es posible con una crema específica para pies, poner énfasis en las zonas donde se forman callosidades. Se debe evitar la crema entre los dedos. Es importante recordar que la piel es un órgano protector, hidratarla proporciona elasticidad para que actúe como barrera natural.

3) Elección de calzado adecuado: elegir un calzado acorde a la actividad que se realizará. El talle siempre debe adaptarse al pie para que no ajuste ni genere roce, el calzado debe sentirse cómodo. Evitar los tacos mayores a cuatro centímetros, ya que ocasionan presiones más intensas en la parte anterior del pie y puede dar lugar a alteraciones anatómicas y funcionales.

Otros cuidados en verano

  • Si se utiliza esmalte de uñas, se debe remover una vez por semana o máximo cada 15 días. Si se trata de esmaltado semipermanente, se retira cada 30 días. De esta manera, se tiene control frente a cambios que pueden aparecer en las uñas y no son vistos por la oclusión del esmalte.
  • No abusar del uso de calzado sin contención en talones como sandalias de dedos, ojotas o suecos. Este tipo de calzado lesiona con más facilidad la piel y genera inestabilidad al caminar.
  • Evitar transitar descalzo en zonas comunes como duchas, vestuarios, piscinas o saunas, ya que estamos más expuestos a microorganismos patógenos y virus que pueden afectar la piel de los pies.

Por Tec. en Podología Médica Camila Cacheiro .

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