¿Sabías que al igual que los humanos, las mascotas pueden sufrir patologías mentales que afectan su bienestar y comportamiento? Hoy te proponemos ahondar en ese tema.
Los perros y gatos, por ejemplo, pueden desarrollar ansiedad por separación, que se manifiesta con ladridos excesivos, destrozos en la casa o eliminación inadecuada cuando se quedan solos.
También existen cuadros de fobias a ruidos fuertes, como tormentas o fuegos artificiales, que generan miedo intenso, temblores y búsqueda desesperada de refugio.
En algunos animales se observan signos de depresión, especialmente tras la pérdida de un compañero humano o animal, lo que se traduce en apatía, falta de apetito o desinterés por el juego. Incluso se describen conductas compulsivas, como lamerse o morderse de manera repetitiva, comparables a trastornos obsesivos en personas.
Estas alteraciones tienen múltiples causas: predisposición genética, experiencias traumáticas, falta de estimulación ambiental o problemas de socialización. La buena noticia es que pueden tratarse: la etología clínica, la terapia de conducta, cambios en el entorno, la estimulación con juegos o paseos, e incluso la medicación bajo control veterinario son opciones válidas.