¿Sabías que el ombligo es una zona que tiende a acumular sudor, restos de jabón, pelusas y células muertas? Así las cosas, se crea un ambiente propicio para la proliferación de bacterias y hongos. Por eso, mantenerlo limpio es fundamental, tanto para evitar malos olores e irritaciones como infecciones -que pueden manifestarse con enrojecimiento, picazón o secreciones-.
Lo primero a tener en cuenta es que la limpieza debe realizarse con suavidad, preferentemente durante la ducha. Se recomienda usar agua tibia y un jabón neutro, evitando productos muy perfumados que puedan irritar la piel.
Para los ombligos profundos, un hisopo de algodón humedecido puede ayudar a retirar suavemente la suciedad acumulada, sin frotar con fuerza.
Luego de la limpieza, es importante secarlo bien con una toalla limpia o un papel suave, ya que la humedad favorece el crecimiento de microorganismos.
Además, es aconsejable no aplicar cremas ni aceites en exceso sobre la zona. En personas con piercings, se debe extremar la higiene siguiendo las indicaciones específicas para prevenir infecciones.