Con el cambio de temperatura y la llegada de la primavera, las alergias están por todas partes. ¡Y también en nuestras mascotas!
Sí. Es que al igual que los humanos, los gatos y los perros también pueden sufrir alergias. Se trata de una reacción exagerada de su sistema inmunológico frente a sustancias que, en condiciones normales, serían inofensivas.
Entre las más frecuentes están las alergias ambientales, como al polen, al polvo o a los ácaros; las alimentarias, vinculadas a proteínas presentes en ciertos piensos o carnes; y las provocadas por la picadura de pulgas.
En perros, los síntomas suelen manifestarse como picazón persistente, enrojecimiento de la piel, otitis recurrente o lamido excesivo de las patas. En gatos, además del rascado, es común observar caída de pelo, costras o estornudos frecuentes. Estas señales a menudo se confunden con otras patologías, por lo que la consulta veterinaria resulta fundamental para llegar a un diagnóstico preciso.
El tratamiento varía según la causa: desde cambios en la dieta y baños medicados, hasta antiparasitarios específicos o fármacos que regulan la respuesta inmune. En algunos casos, se utilizan inmunoterapias que buscan “acostumbrar” al organismo al alérgeno.
Detectar a tiempo las alergias mejora notablemente la calidad de vida de las mascotas. Por eso, ante síntomas persistentes, lo mejor es acudir al veterinario y no recurrir a la automedicación.