Los miomas uterinos son tumores benignos del músculo liso uterino de carácter monoclonal. Un porcentaje son asintomáticos, pero aquellos sintomáticos tienen significativa morbilidad con deterioro de calidad de vida, así como implicancias en el pronóstico reproductivo y representa la causa más frecuente de histerectomía (40-60%).
La incidencia es variable, entre 5 a 77%, esto depende de la población estudiada, la edad y la técnica diagnóstica. La mayor incidencia con diagnóstico ecográfico es entre los 40 y 50 años (aproximadamente 40%), mientras que hasta en el 70% de las histerectomías por diferentes etiologías se establece el diagnóstico de miomatosis.
Los miomas pueden ser únicos, aunque generalmente son múltiples y varían en su tamaño y localización, clasificándose así en 3 subgrupos: subserosos, intramurales y submucosos. En 2011, la Federación Internacional de Ginecología y Obstétrica realiza una nueva subclasificación.
Se reconocen diferentes factores de riesgo para el desarrollo de los miomas: nuliparidad, menarca precoz, historia de dismenorrea, antecedentes familiares, descendencia africana, obesidad y la edad, también se han descrito situaciones clínicas que aumentan su incidencia como la hipertensión arterial y la diabetes. Dentro de la etiopatogenia es ampliamente aceptada su dependencia de las hormonas ováricas, habiéndose demostrado el crecimiento con estrógenos. Se destaca su dependencia también de los progestágenos y no solo de los estrógenos, lo que tiene implicancia en las opciones terapéuticas disponibles.
Su presentación clínica es frecuentemente asintomática. En las pacientes sintomáticas, el síntoma más frecuente es el sangrado uterino anormal, hasta en un 30%. Otro síntoma es el dolor pélvico. Es de destacar que la miomatosis puede coexistir con otras patologías como adenomiosis, pólipos endometriales y endometriosis (32%, 12% y 17% respectivamente) que pueden participar en la expresión clínica.
La Sociedad Europea de Menopausia y Andropausia (EMAS), refiere que el tratamiento depende del tamaño de los miomas, la sintomatología y severidad, así como del deseo de fertilidad de la paciente. El tratamiento definitivo de la miomatosis es quirúrgico. Por lo tanto el objetivo de la siguiente revisión bibliográfica es describir las diferentes opciones de tratamiento médico y establecer criterios para su selección.
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