En los últimos años, la industria cosmética ha sufrido una gran transformación. Las corrientes del skincare ya no son reservadas para algunos tipos de piel o para determinada edad o género. Actualmente, personas cada vez más jóvenes buscan y eligen cuidar su piel como parte de sus hábitos de vida.
La constante inversión en tecnología y estudios científicos acerca del efecto de las distintas moléculas sobre la piel, ha impulsado a que las marcas y los consumidores exijan de sus productos cada vez más. Esta ola creciente de interés por los productos ha obligado también a la industria en general a reinventar sus propuestas, diversificándose y logrando fórmulas más específicas que, además de las necesidades particulares, contemplan las preferencias del consumidor.
Para muchos hoy en día han quedado desterrados aquellos mitos que hablaban de que las cremas para arrugas son para después de los cincuenta años. El avance en la ciencia y la medicina preventiva logra acercarse al cuidado de la piel, reconvirtiendo el concepto banal de las cremas de belleza para instaurar la importancia de una piel saludable, no solo para reflejar el aspecto estético sino como parte de la salud física e incluso psicológica. Hace no más de 20 años, el cuidado de la piel en general era un lujo exclusivo de mujeres de mediana edad que adoptaban una rutina que no solía consistir en más de tres pasos: leche de limpieza, crema hidratante de día y una crema nutritiva en la noche. Salvando excepciones de algunas patologías o condiciones particulares, no se incluían productos de cuidado especifico o tratamientos preventivos.
Por otro lado, los tratamientos dermatológicos para las diferentes patologías cutáneas se realizaban exclusivamente con medicamentos tópicos, muchas veces con efectos adversos o no deseados y cosméticamente desagradables. Por este motivo, todos los cosméticos para la piel son cada vez más requeridos, aunque los llamados dermocosméticos son aquellos que más consumidores ganan año a año. Esta categoría, la dermocosmética, une ambos aspectos: por un lado, la salud y la eficacia de un producto dermatológico con alta exigencia de formulación y testeo clínico; y por el otro, el placer y la sensación agradable de aplicar un cosmético.
Es así que cada día encontramos más herramientas e información de los productos. Las marcas comunican sus principios activos, sus concentraciones, sus resultados y sus evaluaciones. También encontramos una oferta cada vez más amplia en lo que refiere a texturas, presentación y forma de aplicación. Por todo ello es que al enfrentarnos a las gamas de productos, actualmente, podemos encontrar una gran diversidad de cremas (con protección UV, color, para piel seca o mixta, contorno de ojos, cuello y escote, entre otras). Pero no solo las fórmulas en crema forman parte del catálogo de las grandes marcas, sino que ahora aparecen tratamientos con nuevas texturas y concentraciones. Por ejemplo, los concentrados, las mascarillas, las BB cream, las CC cream, aunque últimamente los serums, las ampollas y los tratamientos multipropósito cautivan toda la atención del consumidor.
Los nuevos must have de las rutinas de belleza
Serums
También llamados sueros, son productos con características diferentes a las cremas clásicas de tratamiento. En general, suelen ser formulas con vehículos muy ligeros y livianos, con bases más acuosas o incluso en texturas tipo aceite. En su concepción original, sus componentes y principios activos se encuentran en forma pura o más concentrada, por lo que ofrecen una gran eficacia. Hace algunos años, se hablaba de serums como un complemento de las rutinas que se aplicaba debajo de las cremas; pero, actualmente, existen formulaciones con una combinación de ingredientes que lo presentan como un único producto capaz de ser utilizado solo, sin necesidad de complemento. Es por ello que los serums ofrecen una forma de aplicación muy práctica y permiten mostrar su efecto de manera rápida y notoria. Las pieles mixtas o incluso grasas, los prefieren por la sensación ligera que suelen dejar sobre la piel y por su rápida penetración sin requerir mucho masaje para lograr su completa absorción. Una desventaja, sobre todo para las pieles secas, es que sus vehículos livianos pueden no ser suficientes para aportar suavidad y la emoliencia que este tipo de pieles requieren, siendo en esos casos necesario combinar con cremas.
Ampollas
La búsqueda de nuevos activos hace que los consumidores exijan a los productos mayor eficacia a la hora de aplicar un tratamiento. La presentación en ampollas permite dosis de los ingredientes a máxima concentración y en un envase que preserva su capacidad intacta hasta el momento de la aplicación. Suelen ser formulas muy minimalistas ya que se puede prescindir de conservantes o estabilizantes que normalmente tienen los productos de uso a largo plazo. Las ampollas se adaptan a la rutina y permiten una mejor dosificación; son una excelente opción cuando queremos potenciar nuestro tratamiento diario e incluso una herramienta para ser usada tipo shock. Existen muchos tipos de ampollas, algunas con efectos a mediano y largo plazo, pero las más atractivas suelen ser las que aportan además efectos instantáneos. Esta acción favorece un efecto reparador, hidratante y de “lifting”, que aunque sea óptico y no estructural, es muy valorado por el consumidor.
Tratamientos multipropósito
Si bien por definición todo producto tiene una acción principal y efectos complementarios que son positivos, las grandes marcas apuntan hoy a productos icónicos con fórmulas mucho más potentes que ofrezcan resultados rápidos y visibles. Las cremas con protección solar fueron un primer intento, pero las fórmulas convencionales agregaban filtros a la crema clásica, muchas veces comprometiendo la acción de los principios activos y ofreciendo una protección parcial. Una nueva generación de productos propone tratamientos con una acción más dirigida y concentrada. Un ejemplo son los protectores solares antiage, que proponen un tratamiento antiarrugas con verdadera protección anti UVB y UVA con factor de protección 50 +. Además de facilitar y ahorrar pasos para quienes prefieren simplificar sus cuidados, se pueden usar como sustituto de una pantalla solar convencional. De esta manera estaríamos sumando activos de altísima calidad con resultados probados para combatir el envejecimiento. Por sus características, los protectores solares antiedad también evitan las manchas o pigmentaciones tipo melasma, y se pueden usar como preventivos sin tener contraindicaciones. Son ideales para mujeres que inician sus primeros cuidados y para embarazadas. También son buen complemento de un tratamiento dermatológico como láser o peeling, ya que permite poner atención sobre la problemática a tratar sin descuidar otros cuidados de forma simultánea.
En suma, la gran diversidad de opciones, marcas, fórmulas y presentaciones permiten que el consumidor pueda elegir lo que mejor se adapte a su tipo de piel, sus necesidades y sus gustos. Aunque muchas veces esta variedad genere dudas o confusiones, siempre es importante buscar asesoramiento e información para sacar de cada producto el mejor provecho posible y disfrutar de sus múltiples beneficios. Los efectos de cuidar la salud de la piel son visibles a corto, mediano y largo plazo, no solo en los aspectos estéticos sino también para evitar patologías o manifestaciones más complejas.
Por Gimena Pedrosa, representante de L’Oréal / Hola Salud.