Se trata de un conjunto de lesiones producidas por la sacudida fuerte de un cuidador a un lactante.
El síndrome del bebé zarandeado se produce al agitar o sacudir con demasiada fuerza a un niño, normalmente de pocos meses.
Los lactantes tienen poco tono muscular en el cuello y su cerebro es aún vulnerable y más blando que el de un adulto; al sacudirlos en un movimiento brusco, éste rebota contra las paredes del cráneo produciendo graves lesiones y sangrados internos.
Normalmente se produce ante la impotencia del cuidador en un episodio de llanto inconsolable, pero las consecuencias son graves e irreversibles, ya que se puede producir ceguera, retraso motor y congnitivo o incluso, la muerte.
Señales que orienten al síndrome y motivan consulta médica: irritabilidad excesiva, rigidez, letargo, convulsiones, disminución del apetito, pupilas dilatadas, dificultad al respirar, puntos de sangre en los ojos, baja tonalidad en los músculos y coma.
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