El dolor dental o dolor de muelas puede originarse por diversas causas y ser leve o intenso. En algunos casos, también podría significar una señal de una emergencia dental. A continuación, te contamos sobre el dolor dental y cómo tratarlo en casa, en un artículo elaborado por nuestra revista hermana Hola Salud.
El dolor de dientes, de muelas o dolor dental es una de las molestias más comunes y puede tener múltiples causas, desde una simple sensibilidad hasta infecciones graves que requieren atención odontológica urgente. Reconocer el origen del dolor y saber cómo manejarlo en casa puede ayudarte a reducir el malestar a la espera de la consulta con un profesional.
El dolor dental puede variar desde una molestia leve hasta un dolor intenso y punzante. Según su origen, se pueden clasificar distintos tipos:
- Dolor por caries: La causa más frecuente. Las bacterias destruyen el esmalte y alcanzan la dentina, generando dolor especialmente al comer o beber cosas dulces, frías o calientes. Suele ser un dolor intenso y constante, que aumenta al exponer la carie al masticar.
 - Dolor por pulpitis: La pulpitis es la inflamación de la pulpa dental, el tejido blando que se encuentra en el interior del diente y contiene nervios y vasos sanguíneos. Puede ser causada por caries no tratadas, traumatismos o múltiples empastes dentales. Genera un dolor agudo, persistente y a menudo difícil de localizar.
 - Dolor periodontal: Provocado por enfermedades de las encías, suele ir acompañado de sangrado, inflamación y mal aliento. Puede ser consecuencia de una mala higiene, pero algunas personas son más propensas a sufrir infección de la encía (periodontitis).
 - Dientes fracturados o desgastados: Una fisura o desgaste puede exponer las terminaciones nerviosas, causando dolor al masticar.
 - Abscesos o infecciones: Generan un dolor intenso, hinchazón, fiebre y, a veces, secreción de pus.
 - Bruxismo: El bruxismo es una afección en la que una persona rechina, aprieta o cruje los dientes, generalmente nocturno, puede generar dolor difuso en varias piezas y en los músculos faciales.
 
El dolor de dientes es la afección más frecuente de la cavidad oral, y dado que puede responder a varias causas, es necesario consultar a tu odontólogo u odontóloga si no calma.
Si bien el tratamiento definitivo debe ser realizado por un especialista en odontología, existen algunas medidas que pueden ayudar a aliviar el dolor temporalmente. Entre ellas, los analgésicos de venta libre son útiles para el dolor leve a moderado. Algunos de ellos tienen además efecto antiinflamatorio, que disminuye la inflamación en caso de que la causa que produce el dolor sea inflamatoria (infección, pulpitis, periodontitis, etc), por ejemplo, ibuprofeno, ketoprofeno o los “oxicams” que dañan menos el estómago, como meloxicam o tenoxicam. Los enjuagues con agua salada tibia tienen efecto antiséptico y ayudan a calmar el dolor y la inflamación, del mismo modo que la aplicación de frío local (en la mejilla durante 15 minutos).
Es clave mantener una buena higiene oral a través del cepillado suave, uso de hilo dental y enjuagues sin alcohol, que en su conjunto pueden prevenir el empeoramiento. Se recomienda evitar alimentos y bebidas muy frías, calientes o azucaradas, ya que pueden agravar la sensibilidad y el dolor.
Si el dolor persiste más de 48 horas, es muy intenso, interfiere con el sueño, se acompaña de hinchazón, fiebre o pus, es fundamental acudir al odontólogo. Estos pueden ser signos de infección o una patología que requiere tratamiento específico como una endodoncia o una extracción.
¿Se puede prevenir el dolor de dientes?
La mejor forma de evitar el dolor dental es con medidas preventivas como un control odontológico y limpieza cada seis meses, cepillarse los dientes al menos dos veces al día con pasta con flúor y usar hilo dental de forma diaria. Además, se debe disminuir el consumo de azúcares y bebidas ácidas y evitar fumar.
El dolor de dientes nunca debe ignorarse, ya que puede tener consecuencias serias. Las infecciones dentales pueden extenderse a otras partes del cuerpo, especialmente en personas con enfermedades crónicas o inmunocomprometidas. Aunque en casa podemos aplicar medidas para aliviarlo, siempre es recomendable consultar para recibir el tratamiento adecuado.

                                    