La deshidratación es la falta de agua suficiente en el organismo, ya sea por falta de ingesta o por un exceso en su pérdida.
El agua es la molécula más abundante en el organismo humano y desempeña múltiples funciones. Transporta nutrientes y gases, regula el volumen celular, participa en diversas reacciones químicas, es el vehículo para excretar toxinas, lubrica articulaciones, mantiene un correcto tránsito intestinal y actúa como termorreguladora. Es por lo tanto un nutriente esencial.
Entre el 50 y 60% del peso corporal de un adulto es agua, encontrándose distribuida en diferentes compartimientos. En los niños este porcentaje puede ascender a un 75% y descender al 50% en ancianos.
El agua llega a constituir más del 80% del peso de órganos vitales como riñones, pulmones y tejido muscular.
¿Qué es la deshidratación?
En condiciones normales, nuestro cuerpo pierde agua a través del sudor, orina, heces, lágrimas y la respiración. El organismo tiende a mantener un balance recuperando el agua perdida al beber líquido y comer alimentos que la contengan.
La deshidratación es un trastorno que ocurre cuando una persona pierde más líquidos de los que ingiere, esto significa que el cuerpo no tiene tanta agua como debiera.
La deshidratación puede ser leve, moderada o severa dependiendo de la cantidad de líquido corporal que se haya perdido o que no se haya repuesto. Cuando es grave, la deshidratación es una emergencia potencialmente mortal.
La pérdida de agua se asocia con la pérdida de iones y sales esenciales como: sodio, potasio, bicarbonato de sodio y fosfatos.
¿Quiénes son más vulnerables a la deshidratación?
Los lactantes, niños pequeños y ancianos son los más afectados por la deshidratación ya que en ambas etapas de la vida no se ingieren líquidos suficientes ya que el deseo de beber es más débil. En los niños porque aún no se ha desarrollado y en los ancianos porque se ha debilitado.
Los deportistas también se encuentran en riesgo de deshidratación al practicar deportes intensos y prolongados expuestos a altas temperaturas.
¿Cuáles son las causas de deshidratación?
Las causas más frecuentes son:
- Cuadros febriles
- Diarrea o vómitos intensos
- Exposición prolongada al sol
- Temperaturas elevadas sin reponer líquidos adecuadamente
Síntomas de deshidratación
Un bajo consumo de líquidos de forma crónica se asocia a un riesgo aumentado de litiasis renal e infecciones urinarias.
¿Cómo la tratamos?
- Si la deshidratación es leve:
Rehidratar bebiendo líquidos de forma gradual. Las bebidas de reposición isotónica (para deportistas) son una buena opción para reponer de forma eficaz a los adultos. En lactantes se usan las sales de rehidratación oral (SRO).
- Si la deshidratación es moderada:
Puede ser necesaria la administración de líquidos por vía intravenosa (sueros), aunque detectada a tiempo un plan de rehidratación vía oral también puede ser eficaz.
La deshidratación grave es una situación de emergencia que requiere internación y atención médica urgente.
¿Cómo prevenimos la deshidratación?
La forma más fácil de evitar la deshidratación es bebiendo abundante líquido, fundamentalmente agua.
Algunas medidas útiles para prevenir la deshidratación:
- Beber abundantes líquidos (sin alcohol) cuando se esté expuesto al sol o realizando actividad física excesiva. La cantidad a beber debe ser mayor de la que el organismo está perdiendo.
- Realizar actividades físicas al aire libre en las horas más frescas del día.
- Si mantiene actividades que le generen transpiración profusa, debe beber bebidas de reposición isotónica.
- En lactantes o niños pequeños, las SRO son muy útiles para prevenir la deshidratación cuando el niño se encuentra con diarrea o vómitos y ante la exposición al calor.
Farmanuario.