Por estos días, Argentina vive un brote de sarampión que ha puesto en alerta a la región. ¿De qué se trata esta enfermedad? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se previene? Lo vemos a continuación.
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus de la familia Paramyxoviridae. Se transmite principalmente a través de las gotas de saliva que una persona infectada expulsa al toser, estornudar o hablar, lo que facilita la rápida propagación en comunidades con baja inmunización.
Comienza con síntomas similares a los de un resfriado común: fiebre alta, tos seca, congestión nasal y ojos enrojecidos o conjuntivitis.
Un signo distintivo es la aparición de pequeñas manchas blancas dentro de la boca, conocidas como manchas de Koplik, que suelen ser uno de los primeros indicios claros de la enfermedad.
Entre tres y cinco días después de los primeros síntomas, aparece una erupción cutánea rojiza que comienza en la cara y se extiende hacia el resto del cuerpo. Esta erupción puede durar de cuatro a siete días, mientras la fiebre puede persistir durante todo este tiempo. En casos graves, el sarampión puede causar complicaciones como neumonía, encefalitis (inflamación del cerebro) e infecciones del oído, siendo especialmente peligroso en niños pequeños y personas con sistemas inmunológicos debilitados.
La principal medida de prevención contra el sarampión es la vacunación. La vacuna triple viral, que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola, se administra en dos dosis, generalmente a los 12-15 meses de edad y luego entre los 4-6 años.
Esta vacuna es altamente efectiva, brindando inmunidad de por vida en la mayoría de los casos. En comunidades con alta cobertura de vacunación, los brotes de sarampión son extremadamente raros.
Además, en situaciones de brotes o exposición, las personas no vacunadas o que no han tenido la enfermedad pueden recibir la vacuna dentro de las 72 horas para evitar el desarrollo de los síntomas.
Es fundamental promover la vacunación para evitar la reaparición de esta enfermedad, que es prevenible y potencialmente mortal.