Despertarse con la nariz tapada es una molestia común que puede deberse a diversas causas, desde alergias hasta problemas ambientales o de salud. Identificar el motivo es clave para encontrar una solución y mejorar tu descanso.
Rinitis alérgica: las alergias al polvo, ácaros, moho o caspa de mascotas son algunas de las principales razones. Estos alérgenos se acumulan fácilmente en la cama, almohadas y sábanas, provocando inflamación de la mucosa nasal durante la noche.
Clima seco o uso de calefacción: el aire seco puede irritar las vías nasales, causando congestión al dormir. Esto es más frecuente en invierno, cuando se utilizan calefactores que resecan el ambiente.
Posición al dormir: dormir boca arriba puede hacer que el flujo de moco se acumule en las fosas nasales, generando congestión al despertar.
Sinusitis: una infección o inflamación de los senos paranasales puede causar congestión persistente, especialmente si hay síntomas como dolor facial o secreción nasal espesa.
Desviación del tabique nasal o pólipos nasales: estas condiciones físicas dificultan el paso del aire, provocando una sensación de obstrucción frecuente, especialmente al despertar.
Reflujo ácido: aunque no es una causa obvia, el reflujo puede irritar las vías respiratorias superiores, desencadenando congestión nasal nocturna.
Para aliviar este problema, podés probar humidificar el ambiente, cambiar la ropa de cama con regularidad, usar lavados nasales con solución salina o consultar a un médico si los síntomas persisten.