Se está generando y se incrementará con los años una tendencia en que el consumo de comida deberá adaptarse a los nuevos estilos de vida donde el tiempo y la practicidad resultan cada vez más fundamentales.
Es decir que deberán ser alimentos disponibles en cualquier momento y lugar, prácticos para ingerir sobre la marcha y que garanticen satisfacción de las necesidades, sin perder su calidad y propiedades nutritivas.
Deberán ser soluciones flexibles, simples e inteligentes que faciliten el día a día de las personas.
Las tendencias muestran un incremento de los snacks saludables, con opciones según las condiciones de los consumidores (veganos, celíacos, bajas calorías, etc.). A su vez las presentaciones serán más pequeñas y adecuadas a la porción y al consumo «on the go».
Al concepto de conveniencia hay que sumarle también creatividad e incorporar otros aspectos como salud, autenticidad y experiencias de consumo, por ejemplo.
Hoy en día existe una mayor concientización en la salud propia que lleva a que el consumidor busque el cuidado personal y apueste a una dieta individualizada, con productos saludables y adaptados a sus necesidades. Cada vez más el consumidor buscará opciones libres de alergenos, vegetarianas, veganas e incluso productos generadores de saciedad que contribuyan al mantenimiento de un peso corporal adecuado.
También va en aumento la demanda de productos que no pongan en peligro el medio ambiente, ni impliquen maltrato social o animal. Además, adquieren mayor importancia los conceptos de proximidad, de temporada, de transparencia, del origen y de lo local.
Todo parecería apuntar a que vamos camino a una mayor oferta de productos que faciliten nuestra vida pero que también se adapten a nuestras necesidades personales.
Fuentes: Eroski Consumer / Comer mejor / El Observador.