Está más que claro que el uso de dispositivos electrónicos forma parte de nuestra vida diaria: en muchos casos trabajamos frente a computadoras y nos informamos y divertimos en el celular, y a eso hay que sumarle el tiempo frente al televisor. Pero su consumo en exceso puede afectar la salud física y mental.
Los especialistas señalan que, en adultos, pasar más de seis u ocho horas al día frente a una pantalla sin pausas ni equilibrio con otras actividades comienza a generar consecuencias negativas.
Entre los efectos más comunes están la fatiga visual, sequedad ocular y dolores de cabeza. Además, la exposición prolongada a la luz azul también altera el sueño, ya que interfiere con la producción de melatonina.
A nivel postural, mirar pantallas por largos períodos favorece contracturas en cuello, hombros y espalda. Además, el sedentarismo asociado incrementa el riesgo de sobrepeso, problemas cardiovasculares y aumento del estrés.
Así las cosas, los expertos recomiendan hacer pausas cada 20 o 30 minutos, parpadear con frecuencia, ajustar el brillo de los dispositivos y mantener una distancia adecuada de los ojos.
También es clave alternar actividades, reducir el uso recreativo cuando el trabajo ya exige muchas horas frente a una pantalla y evitar dispositivos al menos una hora antes de dormir.