La piel también sufre en invierno. La humedad y el frío causan estragos y promueven un envejecimiento prematuro que se puede evitar con el uso de un buen protector solar a diario.
Al aplicar el protector lo que estamos haciendo es proteger nuestra piel de todas las adversidades: el aire frío del aire acondicionado, el calor excesivo de un radiador o estufa y los rayos de sol, sí, aunque sea invierno todos estos factores dañan mucho.
Mucho más que luz solar
La piel también tiene que lidiar con la luz ambiental artificial e infrarroja, la luz azul, aquella que emite la pantalla de una computadora o la luz que ilumina espacios cerrados.
¿Por qué? Esta luz artificial activa unas enzimas llamadas metaloproteinasas, que aceleran la destrucción del colágeno de nuestra piel. Así lo indican estudios realizados por Jonhson & Johnson y la Nipon Medical School de Kanagawa, en Japón. Además, si no se utiliza un filtro o protector solar, la piel del rostro se reseca.
Previene las rojeces y la sequedad del rostro
Las bajas temperaturas resecan la piel y propician la aparición de rojeces o grietas, sobre todo en las zonas menos protegidas, como la cara y las manos. En este sentido, en las personas que tienen la piel sensible, seca o muy reseca, la protección solar se vuelve una necesidad básica.
Previene el cáncer de piel
El motivo más importante sin dudas es porque previene el cáncer de piel. Y, aunque existen diversos tipos de cáncer de piel y múltiples razones, como por ejemplo la genética, existen evidencias científicas de que las radiaciones ultravioletas (tanto UVA como UVB) son capaces de propiciar esta afección.
Existen infinidad de cremas hidratantes que incluyen protector solar lo cual hace la rutina más práctica y no olvidar su uso diario.