Entre las pautas de cuidado de la salud de las personas mayores se incluyen la reducción y tratamiento de factores de riesgo de enfermedades, el abordaje de las complicaciones por la edad y una nutrición adecuada, que puede requerir el uso de suplementos para que ésta sea completa y balanceada.
La tercera edad
La “tercera edad” o edad geriátrica es aquella integrada por personas mayores o ancianas. Varía de un país a otro, el intervalo de edad es muy amplio y existen varias generaciones, pero en nuestro país se considera que una persona es adulta mayor a partir de los 65 años de edad.
Desde el punto de vista nutricional, la tercera edad se caracteriza por un menor requerimiento energético, un mayor requerimiento proteico, de fibra, de agua y de micronutrientes, una disminución en la capacidad de absorción de algunos nutrientes y una tendencia a limitar la ingesta como consecuencia de la pérdida del sentido del olfato y del gusto, de la alteración en la dentadura y en la salivación, e incluso pueden verse afectados por problemas sociales y económicos que obstaculicen su alimentación.
A estos cambios nutricionales se le suma que las personas mayores son muy heterogéneas en cuanto a características, constitución, hábitos y, por supuesto, en cuanto a su salud se refiere. Esto implica que los gustos y, sobre todo, las necesidades de cada persona sean diferentes. En este escenario donde los suplementos nutricionales para adultos mayores pueden ser una gran ayuda.
Suplementos nutricionales
Existen múltiples suplementos nutricionales disponibles para personas adultas mayores, entre los que de destacan las vitaminas y minerales, para la salud articular y del cerebro.
- Vitaminas y minerales: la tercera edad hace que el cuerpo tenga dificultades para absorber y retener estos nutrientes esenciales de la dieta, en particular las vitaminas B9, B12, C, D y K. Por ejemplo, la vitamina B12 y el hierro son nutrientes que pueden ser especialmente deficientes. Entre los minerales más necesarios en esta etapa de la vida se encuentran el calcio y el magnesio. Un suplemento de vitaminas y minerales puede ayudar a garantizar que se cubran estas necesidades nutricionales críticas.
- Suplementos articulares: las articulaciones pueden verse afectadas con la edad, lo que puede llevar a sufrir dolor y rigidez. Los suplementos para la salud de las articulaciones, como glucosamina y condroitina, tienen poca evidencia de su beneficio, pero podrían ayudar a reducir la inflamación y mejorar la función articular.
- Suplementos para la salud del cerebro: la función cognitiva también puede verse afectada con la edad. Los suplementos para la salud del cerebro, como ginkgo biloba y ácido fólico (vitamina B9), también con eficacia dudosa, podrían ayudar a mejorar la memoria y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Macronutrientes
Un especial apartado lo ocupa la suplementación con nutrientes habituales, para mantener un adecuado requerimiento calórico y de macronutrientes. Uno de los cambios de la composición corporal más importantes que generalmente acompañan a la tercera edad es la pérdida de masa muscular (sarcopenia), que genera un menor gasto de energía basal y afecta a la movilidad, aumenta el riesgo de caídas y afecta negativamente la capacidad funcional. Asimismo, produce un aumento de la grasa corporal.
Proteínas: la proteína es esencial para mantener la masa muscular y fortalecer el sistema inmunológico. Los suplementos alimenticios para adultos mayores de proteínas, como la caseína (caseinato de calcio) o la whey (proteína de suero de leche), pueden ayudar a las personas mayores a obtener la cantidad adecuada de proteínas que necesitan.
Carbohidratos y energía: como ya fue mencionado, las necesidades calóricas están disminuidas en la tercera edad. De todas formas, el total de calorías diarias no debe ser inferior a 1.600 kcal para cubrir las necesidades básicas, por lo que el uso de suplementos energéticos puede ser necesario. En este sentido, los carbohidratos son el macronutriente con aporte calórico más apropiado y deben constituir el 55-65% del total de calorías diarias.
Ácidos grasos omega 3: los ácidos grasos omega-3 son una familia de grasas entre las que destacan: el ácido alfa-linolénico, ácido docosahexanoico (DHA), y ácido eicosapentanoico (EPA), aunque en total son seis, que se encuentran en aceites vegetales, frutos secos y pescados, fundamentalmente.
Fibra: la fibra ayuda a promover una digestión saludable al favorecer el movimiento de los alimentos a través del tracto digestivo. Los alimentos ricos en fibra, incluidos cereales integrales, porotos, frutas y verduras, tienen muchos otros beneficios para la salud, entre los que destaca la protección contra las enfermedades cardíacas.
¿Cuándo y cómo utilizarlos?
Cuando un adulto mayor tiene la posibilidad de mantener una alimentación balanceada y completa, ésta debe ser siempre la vía de elección para su nutrición. Sin embargo, cuando existe pérdida de apetito, problemas para masticar, problemas de deglución, o alguna condición socioeconómica o de dependencia que no le permita una correcta alimentación, es cuando el uso de suplementos se vuelve un aliado.
Existen múltiples suplementos disponibles en el mercado, con diferentes composiciones, formatos y sabores, por lo que su elección puede ser compleja. Es importante buscar suplementos elaborados con ingredientes de alta calidad y bien probados.
Antes de comenzar a tomar suplementos alimenticios para adultos mayores, es importante consultar con un/a medico/a o especialista en nutrición. Esto permitirá asegurarse de sea a una dosificación correcta y que los suplementos elegidos no tienen interacción o éstas son de poca relevancia con cualquier medicamento que puedan estar tomando y que sean seguros y adecuados para su salud en general.
Además, no deben darse idealmente antes de las comidas principales, ya que son un complemento y no un sustituto de la dieta.