Quienes ya lo hayan experimentado, dirán que es cierto: dar un medicamento a un niño puede ser un desafío. Pero, claro está, es importante asegurarse de que tome la dosis correcta para mejorar su salud. Por eso, te damos una serie de consejos para ayudarte en el proceso.
– Sé honesto: explicale de manera sencilla por qué necesita el medicamento, adaptando el mensaje a su edad. Evitá decir que es «dulce» si no lo es, para no generar desconfianza o falsas expectativas.
– Hacelo divertido: convertí el momento en un juego. Podés usar frases como «es una poción mágica que te va a ayudar a sentirte mejor» o permitirle elegir un vaso o utensilio especial.
– Mejorá el sabor: si el medicamento tiene un sabor desagradable, consultá con el médico o farmacéutico si es seguro mezclarlo con un poco de jugo o puré. Pero nunca hagas esto sin consultar antes.
– Recompensas pequeñas: un abrazo, palabras de aliento o incluso un pegotín -para darle varios, uno por cada vez que tome la medicación- pueden motivar al niño para aceptar el medicamento la próxima vez.
Y como yapa, acordate de siempre leer las instrucciones: comprender la dosis, la frecuencia y si debe tomarse con alimentos o en ayunas. Usá siempre los utensilios medidores proporcionados, como jeringas o cucharas específicas, para garantizar precisión.