¿Alguna vez te preguntaste cómo surgió el CTI? ¿Cómo se gestó la conformación de ese espacio? ¿Y por qué es tan importante para la medicina y la atención de la salud?
El Centro de Terapia Intensiva (CTI), también conocido como unidad de cuidados intensivos, es uno de los espacios más trascendentes en la historia de la medicina moderna. Su origen se remonta a mediados del siglo XX, cuando los avances tecnológicos y la necesidad de brindar atención especializada a pacientes críticos impulsaron su creación.
Durante la Segunda Guerra Mundial se perfeccionaron técnicas de monitoreo y soporte vital, y en 1953 el médico danés Bjorn Ibsen, considerado pionero de la terapia intensiva, organizó en Copenhague una unidad dedicada a pacientes con poliomielitis que requerían respiradores mecánicos. Ese modelo sentó las bases de lo que hoy conocemos como CTI.
Desde entonces, estas unidades evolucionaron hasta convertirse en un entorno altamente equipado, con personal especializado y tecnología capaz de monitorear constantemente las funciones vitales.
Así las cosas, el CTI marcó un antes y un después en la atención hospitalaria, al aumentar la supervivencia en situaciones antes irreversibles, como infartos, accidentes graves, infecciones severas o complicaciones postquirúrgicas.