En varias oportunidades hemos hablado sobre la artrosis. Por eso, en esta oportunidad nos proponemos ahondar en un punto especial: su tratamiento y diagnóstico.
“El diagnóstico de artrosis es principalmente clínico, se hace en base a la historia de dolor, la localización de las articulaciones afectadas y las deformidades. Pueden ser necesarios estudios para descartar causas secundarias si se sospechan. La radiografía muestra imágenes típicas, pero hay que tener en cuenta que estas no aparecen en etapas tempranas. También hay que destacar que no hay correlación clínico radiológica. Puede haber mucha sintomatología con imágenes radiológicas prácticamente normales o, por el contrario, y lo que es muy frecuente, imágenes de artrosis evolucionada en personas asintomáticas o con mínimo dolor”, explica el doctor Miguel Tambler (médico reumatólogo e internista) en su artículo para nuestra revista hermana Hola Salud.
Otros estudios imagenológicos rara vez son necesarios. No existe hasta el momento un tratamiento curativo. El mismo estará dirigido a aliviar el dolor, retrasar la evolución y mantener la función. Conocer las características de la afección para quien padece artrosis es importante, así como un tratamiento individualizado de acuerdo a qué articulaciones están afectadas y su repercusión funcional.
Se recomienda reducir el sobrepeso, realizar ejercicio aeróbico de bajo impacto, intercalado con períodos de reposo, hacer actividades que fortalezcan los músculos, corrijan la postura y favorezcan la reducción de inestabilidad. También son muy necesarios los ejercicios de flexibilidad y dirigidos a mantener la amplitud de movimiento. La fisioterapia y la terapia ocupacional son necesarias. Se sugiere, además, el uso de calzado adecuado, evitar tacos altos y zapatos en punta.
Según el caso, se valorará la necesidad de dispositivos de ayuda, como bastón o andador, si hay trastornos de la marcha. Elevar el asiento del inodoro y el uso de sillas altas puede ser de ayuda para aquellos con limitaciones por artrosis de cadera. La confección de férulas para artrosis de manos ayuda a evitar deformaciones y contribuye al alivio del dolor.
Como paso inicial para el tratamiento del dolor se indica tratamiento farmacológico en base a analgésicos como paracetamol y antiinflamatorios tópicos. Dada la baja toxicidad de los mismos, permite su uso prolongado. La persistencia o la intensidad del dolor muchas veces hace necesario el uso de otros analgésicos y antiinflamatorios.
Es corriente el uso de complementos nutricionales (“nutracéuticos”) como el sulfato de glucosmina, el condroitin sulfato, colágeno tipo II, colágeno hidrolizado, e insaponificables de palta y soja con resultados variables.
La cirugía puede ser la solución para casos evolucionados, con dolor de difícil manejo o con repercusión funcional importante. En estas ocasiones pueden colocarse prótesis en cadera o rodilla. También hay técnicas quirúrgicas para artrosis de pie y rizartrosis.
