El virus expulsado en una gota de saliva logra permanecer activo muchas horas sobre un material gracias a una fina capa líquida que lo protege.
Las gotas que expulsamos al toser, al estornudar o incluso al hablar y que pueden caer sobre diferentes lugares son una «amenaza efímera»: a los pocos segundos se secan, sin dejar rastro. Sin embargo, recientes estudios han observado que en las gotas de fluidos respiratorios infectadas con SARS-CoV-2, el virus que produce la Covid-19, este puede permanecer activo horas e incluso días, dependiendo del material sobre el que se encuentren. Entonces, ¿cómo se las arregla el nuevo coronavirus para sobrevivir en estas condiciones?
Físicos del Instituto Indio de Tecnología en Bombay observaron que se trata de una película líquida, cuyo grosor es del orden de los nanómetros, que se queda adherida en la superficie, resultados que fueron publicados recientemente en « Physics of Fluids».
En concreto, los investigadores explican que, una vez que casi todo el fluido respiratorio se ha evaporado, una suerte de «parche» ultrafino se queda adherido a la superficie debido a las fuerzas de Van der Waals, una fuerza de atracción química. Dependiendo del tipo de material, el virus es capaz de vivir más o menos tiempo en esa película líquida desde unas pocas horas hasta días.
Menos éxito sobre metales, larga vida en plásticos
Para describir esta película los investigadores modelaron la velocidad de evaporación de las gotas infectadas con SARS-CoV-2 en base a datos de anteriores estudios y aplicando diferentes teorías físicas, y tuvieron en cuenta diferentes tipos de materiales. El tiempo de secado fue más corto para metales, pero las gotas sobrevivieron durante más rato sobre plásticos.
En los experimentos, se comprobó que en el cobre, el coronavirus puede sobrevivir de 10 a 15 horas activo; en acero inoxidable permanece entre 40 y 60 horas; en vidrio alcanza entre 60 y 80 horas; y el máximo se produce en el plástico, en el que aguanta de 100 a 150 horas.
Es por eso que los investigadores recomiendan encarecidamente «desinfectar las superficies que se tocan con frecuencia, como pomos de puertas o dispositivos portátiles, y dentro de los hospitales y otras áreas propensas a brotes. También recomiendan calentar los materiales de algún modo, porque las altas temperaturas, incluso aunque sea durante poco tiempo, pueden ayudar a evaporar la película nanométrica y destruir el virus».
ProgramaInfoSalud / Farmanuario.