¿Sabías que conservar la leche materna de forma adecuada es esencial para garantizar que mantenga sus propiedades nutritivas y sea segura para el bebé? En el marco de la Semana de la Lactancia Materna, ponemos sobre la mesa varias recomendaciones clave.
Primero, es fundamental usar recipientes limpios y esterilizados para almacenar la leche. Se recomienda emplear bolsas especiales para leche materna o recipientes de vidrio o plástico duro libres de BPA, con tapas ajustadas. Antes de extraer la leche, es importante lavarse bien las manos y asegurarse de que el equipo de extracción también esté limpio.
Una vez extraída la leche, debe etiquetarse con la fecha y hora de la extracción para asegurar su uso dentro del tiempo adecuado.
La leche materna puede conservarse a temperatura ambiente (hasta 25°C) por un máximo de 4 horas. Si no se va a utilizar de inmediato, es mejor refrigerarla. En la heladera, la leche materna puede mantenerse hasta 4 días a una temperatura de 4°C o menor.
Para conservarla durante períodos más largos, la leche materna puede congelarse. En un freezer puede guardarse hasta 2 semanas, mientras que en un congelador con puerta separada, puede durar de 3 a 6 meses. Si se almacena en un congelador tipo arcón a -18°C o menos, puede conservarse hasta 12 meses, aunque se recomienda utilizarla antes de 6 meses para asegurar su calidad.
Cuando se descongela la leche materna, debe hacerse en la heladera durante la noche o sumergiendo el recipiente en agua tibia. No se debe usar el microondas para descongelar o calentar la leche, ya que puede provocar la pérdida de nutrientes y crear puntos calientes que podrían quemar al bebé. Una vez descongelada, la leche debe usarse dentro de 24 horas y no debe volver a congelarse.