Las pulgas son diminutos insectos de color marrón que miden unos 2 milímetros de longitud, poseen patas adaptadas para poder saltar de un hospedador a otro, y son hematófagos, es decir, se alimentan de sangre. En este artículo te explicamos cómo acabar con ellas.
Estos parásitos son capaces de reproducirse a gran velocidad: una hembra llega a poner hasta 25 huevos al día. Estos huevos pasan por distintos estadíos hasta llegar a ser pulgas adultas. El ciclo de vida se completa en unos 12 días en condiciones óptimas, especialmente en primavera y verano, cuando el ambiente es cálido y húmedo, aunque podemos encontrar pulgas durante todo el año. Por eso es importante atajar el problema cuanto antes.
Cómo identificar una infestación por pulgas y cuáles son sus consecuencias
Si sospechas que tu mascota puede tener pulgas, basta con apartar el pelo del animal y verás pequeños insectos marrones corriendo y saltando. Además, las heces de estos parásitos se observan sobre las raíces del pelo en forma de pequeños puntos de color negro. Con un peine especial de púas finas podemos cepillar a nuestra mascota y depositar los detritos sobre un papel blanco. Si tras humedecerlo con agua aparece un halo rosáceo alrededor de esos puntos negros, se trata con seguridad de heces de pulga.
Síntomas y consecuencias de una infestación por pulgas
La picadura de la pulga produce la aparición de pequeñas pápulas en la piel, que originan un intenso prurito o picor. El animal comenzará entonces a rascarse, lamerse, o morderse insistentemente, para aliviarse. En infestaciones graves podría verse afectado el estado general de la mascota, mostrando debilidad, e incluso somnolencia.
Las pulgas no solo causan inquietud a nuestros perros u otras mascotas, sino que las pequeñas pápulas originadas por su picadura pueden llegar a convertirse en lesiones cutáneas más graves a consecuencia del rascado, apareciendo alopecia, inflamación e infección en la piel. Esto es especialmente frecuente en aquellos animales que padecen alergia a la saliva de las pulgas, una enfermedad conocida como DAPP (dermatitis por alergia a la picadura de la pulga). Las infestaciones masivas podrían llegar a provocar anemia a la mascota, es decir, una reducción en el número de glóbulos rojos de la sangre, que se manifiesta con palidez de mucosas y debilidad.
Estos parásitos externos también desempeñan un papel en la transmisión de patógenos como la bacteria Bartonella henselae, responsable de la ‘enfermedad por arañazo de gato’ (transmisible al ser humano) o Dipylidium caninum, un parásito intestinal canino que se adquiere al ingerir las pulgas accidentalmente.
Tratamiento y prevención de la infestación por pulgas
Una vez diagnosticada una infestación por pulgas, debemos aplicar un tratamiento antiparasitario a nuestra mascota para eliminar todos los parásitos externos. Un cepillado o un simple baño con un champú normal, no bastan para aniquilar las pulgas. Además, debes aspirar los rincones y alfombras de la casa donde pueden haberse depositado huevos. Si no queremos volver a pasar por este quebradero de cabeza, lo ideal es prevenirla llegada de nuevos parásitos que decidan que nuestras mascotas son su dulce hogar, y para ello la desparasitación es clave.
Antiparasitarios: tipos y modo de empleo
Existe una gran variedad de productos antiparasitarios a nuestra disposición aptos para el tratamiento y la prevención de la infestación por pulgas: collares, pipetas, spray, champú, lociones, inyecciones, o comprimidos. La elección del más adecuado depende de varios factores, principalmente la especie de destino (perro, gato, hurón…), la edad, el peso del animal y el modo de aplicaciónmás cómodo para ti y tu mascota. Los champús y los sprays resultan más útiles cuando el animal ya está infestado, mientras que las pipetas o collares parecen la elección más acertada como preventivos.
Cada compuesto tiene un espectro de acción más o menos amplio, llegando a ser activos no solo frente a pulgas, sino también frente a garrapatas, mosquitos, e incluso parásitos internos (gusanos planos y redondos). Casi todos actúan matando a los insectos, y además pueden actuar como repelentes. El tiempo que tardan en comenzar a actuar oscila entre unos pocos minutos y algunas horas. La duración de su actividad es variable, pudiendo mantenerse su acción insecticida y repelente hasta un mes, en el caso de la mayoría de pipetas, o hasta los 8 meses con algunos collares. Muchos se pueden combinar entre sí en función del modo de vida de nuestra mascota, si frecuenta lugares con más vegetación y humedad, y la susceptibilidad individual a ser parasitado.
Cualquiera de estos productos se puede adquirir en clínicas veterinarias o tiendas especializadas. Evita comprarlos en otros lugares donde no puedan ofrecerte asesoramiento profesional, ya que algunos productos son ineficaces, e incluso perjudiciales para la salud de tu mascota.
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