Hoy nos proponemos poner bajo la lupa a los corticoides, grandes aliados de la medicina y de la recuperación de las personas. ¿Qué son? ¿Cómo trabajan en el cuerpo? ¿Qué efectos tiene su consumo?
Los corticoides son medicamentos que imitan la acción de las hormonas producidas por las glándulas suprarrenales. Su principal función es reducir la inflamación y modular la respuesta del sistema inmunológico.
Se utilizan en una amplia variedad de enfermedades: desde alergias, asma y enfermedades autoinmunes, hasta dolencias articulares como la artritis.
Los corticoides actúan bloqueando la producción de sustancias que generan inflamación, como las prostaglandinas, y disminuyendo la actividad de las células inmunes que podrían atacar tejidos del propio cuerpo.
Pueden administrarse por vía oral, inyectable, tópica o inhalada, dependiendo del tipo de afección.
Ahora, si bien son muy eficaces, su uso prolongado o en dosis altas puede generar efectos adversos: aumento de peso, retención de líquidos, hipertensión, alteraciones del sueño, osteoporosis y mayor riesgo de infecciones.
Por eso, deben utilizarse siempre bajo supervisión médica y no suspenderse bruscamente, ya que el cuerpo puede haber disminuido su propia producción de corticoides.