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Después del cáncer: ¿Cómo afrontar la vuelta a la normalidad?

Después de haber pasado por la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía, las incertidumbres, las esperas, el miedo, la persona que ha sobrevivido al cáncer ya no es la misma. ¿Cómo conseguir volver a la vida dónde se detuvo?

Casi desde el diagnóstico, el enfermo de cáncer y su familia desean que la vida vuelva a la normalidad.Sin embargo, cuando el oncólogo comunica la feliz noticia de que el tratamiento ha finalizado y ya no hay que volver hasta después de unos meses para revisar que todo sigue bien, puede ser que empiece otro gran reto: volver a la rutina.

Durante meses la realidad obliga a cambiar la vida, las necesidades y prioridades. Por ello, la adaptación al entorno familiar, social, laboral una vez superada la enfermedad no es fácil. En estos momentos, es bastante frecuente sentirse desprotegido y vulnerable. Aparecen entonces nuevos retos como volver al trabajo o enfrentarse a la pérdida del mismo, vivir con algunas secuelas físicas, regresar a tener una vida social activa, a cambios en las relaciones familiares. Todas estas situaciones dificultan la normalización de la vida, ya que es frecuente sentirse como en una montaña rusa de emociones constantes.

Las dificultades físicas

Algunas de las dificultades físicas que pueden aparecer son:

  • Linfedema:una acumulación de líquido linfático en los tejidos adiposos justamente debajo de la piel. Puede producir hinchazón en uno de los brazos y suele ir acompañado de dolor a la movilización. Es además limitante ya que está desaconsejado hacer fuerza con el brazo afectado, llevar peso etc.
  • Menopausia precoz: producida por el tratamiento lo que origina sequedad vaginal excesiva con la consecuentes dificultades en las relaciones sexuales.
  • Chemo-brain(en español literalmente “quimio-cerebro”). Este término hace referencia a  cambios cognoscitivos provocados por haber recibido quimioterapia y que  incluyen dificultad con la memoria a corto plazo, trabajos múltiples, el aprendizaje nuevo, comprensión de lo que se lee, trabajar con números y una disminución en la capacidad de la concentración. Aunque estas dificultades suelen desaparece a corto-medio plazo, provocan complicaciones en la incorporación a la vida laboral habitual.

Sin embargo, estos cambios también pueden ser a mejor. Las prioridades, los valores, la importancia del auto-cuidado, la percepción de los detalles que antes podían pasar desapercibidos, cambian.

Recomendaciones para la adaptación a la vida “normal” tras un cáncer
  1. Vivir en el presente, aquí y ahora. La práctica de mindfulness contribuye a ello.
  2. Pasar más tiempo con los seres queridos. El cáncer suele ser como un tamiz que selecciona las relaciones personales auténticas de las que no lo son.
  3. Reflexionar sobre lo que ha pasado. El tratamiento, las emociones vividas, han pasado de forma rápida sin mucho detenimiento, pararse a digerirlas ayuda a poder integrarlas y encajarlas en nuestra vida.
  4. Hablar sobre los sentimientos. Expresarlos de alguna manera, ponerles nombre, miedo, alegría, tristeza, ilusión, etc.
  5. Mejorar en el autocuidado. Cuidar la alimentación, el sueño y descanso, practicar ejercicio físico.
  6. Reflexionar sobre el cambio de valores. ¿hacia dónde quiero que vaya mi vida? ¿en qué quiero invertir mi tiempo?
  7. Mantener una conducta proactivarespetando el propio ritmo. Poco a poco, sin prisas, traducir en conducta los cambios que hemos planeado hacer.
  8. En definitiva, pese a las dificultades, es posible volver a la vida normal después de un cáncer, no igual que antes sino mejor que antes.

Lo leyó en Farmanuario

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