Cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, una fecha proclamada por la ONU en 1993 para concienciar sobre la importancia de este recurso esencial para la vida. Y es una excusa para recordar algo que debemos tener presente: el agua es fundamental para la salud humana, el equilibrio ambiental y el desarrollo sostenible.
El agua cumple funciones vitales en nuestro organismo: regula la temperatura corporal, transporta nutrientes, elimina toxinas y mantiene el buen funcionamiento de órganos y células.
La deshidratación puede afectar la concentración, la digestión y el sistema inmunológico, aumentando el riesgo de enfermedades.
Más allá de su impacto en la salud individual, el acceso al agua potable es clave para la prevención de enfermedades infecciosas. La falta de saneamiento y agua segura contribuye a la propagación de dolencias como el cólera y la diarrea, que afectan especialmente a poblaciones vulnerables.
Además, la contaminación y el desperdicio de agua amenazan este recurso limitado. Proteger fuentes hídricas, promover el consumo responsable y apoyar políticas de acceso equitativo son acciones esenciales.
El Día Mundial del Agua nos invita a reflexionar y actuar, valorando cada gota como un pilar para la vida y la salud de todos.
