HomeSalud para todosEntendiendo el dolor osteomioarticular: causas, síntomas y cómo afrontarlo

Entendiendo el dolor osteomioarticular: causas, síntomas y cómo afrontarlo

El dolor es una experiencia, sensorial y emocional desagradable que se asocia o no a daño real o potencial de los tejidos. Es una situación compleja que va más allá de la dimensión puramente biológica. Una nota de la Dra. Carolina Vargas. Prof. Adj. de la Unidad Académica de Reumatología de la Facultad de Medicina, UDELAR, para nuestra revista hermana Hola Salud.


El dolor osteomioarticular es el principal motivo de consulta en Reumatología y puede tener origen en distintas estructuras del aparato locomotor como nervios, músculos, ligamentos, tendones, articulaciones o huesos. Puede ser localizado o difuso, tener irradiación o no. Variable en intensidad, desde leve a moderado o alta intensidad, es capaz, incluso, de limitar actividades de la vida diaria.


En su estudio es importante distinguir el dolor mecánico, que suele ser el más habitual. Es posible que se manifieste a cualquier edad, soliendo intensificarse con el movimiento y disminuir con el reposo (e incluso desaparecer).


Este dolor nos orienta a un sufrimiento degenerativo, traumático, por distensión muscular o incluso postural. Como ejemplos, podemos referirnos al dolor luego de una sobrecarga o traumatismo, y también al sufrimiento artrósico. El dolor inflamatorio, en cambio, es persistente. No mejora con el reposo, empeora luego de largos periodos de inactividad, interfiere con el descanso y suele acompañarse de rigidez matinal. Puede estar acompañado de calor, enrojecimiento o tumefacción.


Es fundamental una evaluación oportuna con un diagnóstico y tratamiento precoz que permita prevenir secuelas. También resulta fundamental conocer el tiempo de evolución. Hablamos de dolor agudo cuando nos referimos a un tiempo menor a tres meses, o crónico cuando persiste más allá de los tres meses. Mientras más precozmente se trate el dolor osteomioarticular, menor discapacidad e incapacidad por el mismo tendremos.


Es clave para el tratamiento que el paciente se involucre activamente en el tratamiento, adoptando un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada y sin hábitos tóxicos, sueño reparador, y evitando el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo. Muchas veces es necesario adaptar la actividad laboral que se realiza para proteger la ergonomía y evitar posturas incorrectas o mantenidas.


En otras situaciones es necesario modificar el tipo de actividad física que se realiza, estableciendo por ejemplo un equilibrio entre reposo y ejercicio con descansos parciales, o interrumpiendo la práctica antes de la aparición de fatiga.


Conocer las características propias de la afectación y aquellas circunstancias que influyen sobre ella de manera negativa, permite tomar decisiones que impactan positivamente. En algunas situaciones, las medidas de protección articular evitan la sobrecarga de las articulaciones afectadas, logrando redistribución de la carga, por ejemplo, con el uso de un bastón u otra ayuda técnica según el caso.


El tratamiento no farmacológico también consta de distintas técnicas o procedimientos que se pueden aplicar según la situación. Entre ellos podemos citar el TENS, ultrasonido, crioterapia, acupuntura, electroacupuntura y punción seca, y varios más que serán indicados según la evaluación.


Otras herramientas terapéuticas en el abordaje del dolor son las terapias psicológicas como la cognitivo conductual, EMDR o mindfulness.


En cuanto al abordaje farmacológico contamos con diversos fármacos como analgésicos, antinflamatorios, opioides, anestésicos tópicos, relajantes musculares, y como coadyuvantes en dolor crónico algunos antidepresivos o neuromoduladores. Su elección dependerá del tipo de dolor y de si estamos frente a un dolor agudo o crónico, y el tratamiento deberá ser escalonado según la respuesta.


Todos los tratamientos tienen efectos adversos, por lo que es fundamental concurrir a evaluación medica para el diagnóstico y selección del tratamiento más adecuado según las comorbilidades. Cumplir las indicaciones según los tiempos pautados evita otras complicaciones.


El dolor osteomioarticular es multifactorial y puede tener origen en distintas estructuras. Su evaluación precisa define el tratamiento correcto y su abordaje debe ser integral: medicación, rehabilitación y cambios de vida. Consultar con un reumatólogo ante dolor persistente es esencial para evitar secuelas.

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