La infección por el virus de influenza o gripe es una infección respiratoria con un importante impacto socio-económico, asociada a un gran ausentismo laboral-escolar y saturación del sistema de salud. Cursa de forma epidémica o pandémica, produciendo anualmente mil millones de casos de gripe estacional aproximadamente; de los cuales entre tres y cinco millones son graves. La enfermedad causa entre 290.000 y 650.000 muertes respiratorias al año. La pandemia de 2009 por el virus de influenza A (H1N1) agravó este escenario, especialmente en poblaciones vulnerables, y subrayando las limitaciones de los tratamientos antivirales disponibles en ese momento.
Existen cuatro tipos de virus de la influenza: A, B, C y D. Los virus gripales de tipo A y B circulan y causan epidemias estacionales de la enfermedad.
- Tipo A: se clasifican a su vez en subtipos de acuerdo con las combinaciones de las proteínas en su superficie. Actualmente circulan entre los seres humanos los subtipos A(H1N1) y A(H3N2). El A(H1N1) también se conoce actualmente como A(H1N1)pdm09, ya que causó la pandemia de 2009 y sustituyó al virus A(H1N1) que circulaba hasta entonces. Todas las pandemias conocidas han sido causadas por virus gripales de tipo A.
- Tipo B: no se clasifican en subtipos, pero pueden dividirse en linajes: B/Yamagata y B/Victoria.
- Tipo C: se detectan con menos frecuencia y suelen causar infecciones leves, por lo que carecen de importancia desde el punto de vista de la salud pública.
- Tipo D: afectan principalmente al ganado y no parecen ser causa de infección ni enfermedad en el ser humano.
Considerando el inicio de la temporada de mayor circulación de influenza y otros virus respiratorios en el hemisferio sur de las Américas, la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) recomienda reforzar la vigilancia de la influenza, el virus sincicial respiratorio (VRS) y el SARS-CoV-2 y adoptar las medidas necesarias para la prevención y el control frente a las infecciones por virus respiratorios. Según la Alerta Epidemiológica de la OPS con fecha 17 de abril del 2025, en la subregión del Cono Sur, presenta un aumento en la detección de influenza y VRS. Con respecto al SARS-CoV-2, se observa una disminución.
En Uruguay, según el Boletín Epidemiológico de la semana epidemiológica Nº 23 (01/06/2025 al 07/06/2025), en las últimas semanas se observa un aumento paulatino de la detección de Influenza A(H1N1)pdm09, que coincide con la región, lo que ha determinado una tensión del sistema sanitario con saturación y dificultades en el acceso a Centros de Terapia Intensiva (CTI).
Transmisión y cuadro clínico
La gripe estacional tiene fácil propagación y se transmite rápidamente en cerrados, a través de gotitas que contienen el virus, aunque también puede transmitirse por las manos contaminadas. En los climas templados, las epidemias estacionales se producen sobre todo durante el invierno, mientras que en las regiones tropicales pueden aparecer durante todo el año, produciendo brotes más irregulares. El virus posee un tiempo de incubación oscila entre 1-4 días con presentaciones clínicas leves y autolimitadas a cuadros graves, especialmente en personas de alto riesgo (embarazadas, extremos de la vida, con inmunodepresión y/o múltiples comorbilidades).
Los síntomas incluyen: tos (en general seca), cefalea, artromialgias, intensa astenia, rinorrea, odinofagia y fiebre. La gripe puede exacerbar además otras enfermedades crónicas y, en casos graves, provocar neumonía y sepsis.
Diagnóstico
En la mayoría de los casos se diagnostican por la clínica. Para establecer un diagnóstico definitivo es necesario obtener muestras respiratorias adecuadas y realizar pruebas de laboratorio, habitualmente mediante detección directa de antígenos, aislamiento del virus o detección del ARN específico del virus por PCR-RT.
Las muestras del tracto respiratorio superior son las más apropiadas, debiendo tomarse muestras de las fosas nasales profundas (hisopado nasal), nasofaringe (hisopado nasofaríngeo), aspirado nasofaríngeo, de garganta o aspirado bronquial.
En el contexto de epidemia/pandemia se recomienda en pacientes con sospecha de infección leve que presentan alto riesgo de progresión a influenza grave, utilizar pruebas de diagnóstico mediante PCR-RT, con el fin de iniciar el tratamiento oportuno.
En pacientes con sospecha de infección grave se recomienda utilizar pruebas de PCR para el diagnóstico de gripe y tratar a todos los pacientes con resultado positivo.
Tratamiento
La mayoría de los pacientes presentarán una infección autolimitada, que solo requiere tratamiento sintomático. Aquellos pacientes con síntomas graves, comorbilidades o que pertenecen a grupos de riesgo, pueden requerir internación y tratamiento específico.
El tratamiento sintomático se basa en el reposo, la hidratación, uso de analgésicos y antitérmicos según corresponda.
El tratamiento específico recomendado es con el antiviral oseltamivir, un antiviral inhibidor de la neuraminidasa, enzima responsable de la liberación del virus de las células infectadas. Su beneficio en términos de mortalidad es limitado, habiendo demostrado en estudios retrospectivos reducir la duración de la hospitalización en pacientes en cuidados moderados 1 día, y es incierto si este beneficio se mantiene en pacientes críticos (insuficiencia respiratoria severa o síndrome de distrés respiratorio agudo o disfunción orgánica múltiple). La evidencia está a favor de mayor eficacia comenzando oseltamivir en las primeras 48 horas del inicio de los síntomas, en los pacientes hospitalizados se podría considerar su indicación independientemente del inicio de la enfermedad de forma precoz (no mayor a 48 horas hospitalizado).
Los grupos de riesgo son: embarazadas, niños menores de 59 meses, personas de 65 años o más, comorbilidades, pacientes oncológicos que reciben quimioterapia e inmunodeprimidos.
Prevención
La vacunación anual es la mejor estrategia de prevención de cuadros graves y de transmisión viral. Las vacunas para influenza disponibles son seguras y eficaces, y dado que la inmunidad de origen vacunal desaparece con el tiempo, se recomienda la vacunación todos los años con los serotipos circulantes más frecuentes.
La vacunación anual se recomienda para:
- mujeres embarazadas
- niños de seis meses a cinco años
- personas de 65 años o más
- personas con enfermedades crónicas
- trabajadores de la salud
- residentes y trabajadores de residenciales para personas mayores
- personal de servicios esenciales (docentes, policías, militares y bomberos)
- personas privadas de libertad
- personas que trabajan en avícolas
Otras formas de prevenir la gripe son el lavado de manos antes y después de comer, de atender un enfermo, de cambiar pañales, luego de tocar objetos (teléfonos, celulares, computadoras, carro de supermercado) o después de viajar en ómnibus, volver de la calle, toser o estornudar; mantenerse el menor tiempo posible en sitios con mala ventilación y gran afluencia de personas, ventilar regularmente espacios cerrados y cubrirse nariz y boca al toser o estornudar, evitar el contacto directo con personas enfermas y evitar tocarse los ojos, nariz y boca.
Bibliografía
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- Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud. Alerta Epidemiológica: Influenza estacional y otros virus respiratorios en el hemisferio sur. 17 de abril del 2025, Washington, D.C.: OPS/OMS;2025.
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- Ministerio de Salud Pública. Vacunación antigripal 2025. https://www.gub.uy/ministerio-salud-publica/vacunacion-antigripal-2025

