¿Cómo debe ser la intervención psicológica en tratamientos de reproducción humana asistida? A esa pregunta responde el artículo para la revista Hola Salud de la Lic. María Laura Cardozo Cal, magister en Psicología de la Reproducción Humana Asistida. A continuación, lo repasamos.
La medicina en la actualidad afronta la resolución de los problemas de salud de la población desde un abordaje multidisciplinar. En el caso de la Medicina de la Reproducción es importante la organización de equipos interdisciplinarios, que posibilite el abordaje desde las diferentes competencias y responsabilidades, hacia una atención integral de los pacientes: la expresión de los factores psicológicos y sociales hacen necesaria una respuesta no solo biológica, sino también a través de la actuación de otros especialistas no médicos. Es importante que todos los integrantes del equipo interdisciplinario desarrollen al máximo su capacidad y habilidades, creando un ambiente positivo centrado en el paciente. Esta actitud exige sensibilidad y comprensión hacia la dimensión psicosocial de la infertilidad y no solo hacia el éxito biológico de la reproducción. Para realizar con éxito su trabajo, las instituciones dedicadas a la fertilidad humana deben considerar pautas legales vinculadas a la filiación y otras. En todos los países que se aplican las técnicas de reproducción asistida, las mismas están regulados por leyes, en Uruguay lo regula la ley 19.167.
¿El psicólogo debe ser parte del equipo médico de infertilidad o debe tener una posición independiente?
Que el psicólogo pueda pertenecer al equipo asegura al paciente la facilidad del acceso al apoyo psicológico y de implicación, así como el intercambio interdisciplinario. En caso de ser un psicólogo independiente, trabajando fuera del equipo, hace que el paciente vea al mismo como una entidad autónoma al resto del equipo. La ayuda psicológica profesional a las personas que tienen alguna dificultad para reproducirse debiera ser ofrecida sistemáticamente en los centros de reproducción humana asistida. En cualquier caso es de vital importancia que las personas que tienen un problema de infertilidad o esterilidad preserven su salud mental, sea cual sea el resultado del tratamiento o de la vía de solución que utilicen.
¿Por qué bioética? Como consecuencia de los avances tecnológicos, se requiere ser consciente que todo lo que la tecnología permite realizar es éticamente aceptable para las personas en particular y para la sociedad en general. Se considera que los seres humanos tienen capacidad para decidir lo que más les conviene según su sistema de valores y sus planes de vida. Esto significa que el profesional ya no puede decidir sin tener en cuenta la voluntad del enfermo. Es lo que se denomina “consentimiento informado”, el medico informa y ayuda al paciente a tomar una decisión. Esto es un cambio que ha originado la necesidad de una disciplina que lo trate: la bioética. En cualquier tratamiento médico nos encontramos ante dos agentes morales; el equipo asistencial, por un lado, y los pacientes, por otro. Mediante el diálogo e intercambio de ideas e información, ambas partes consensuan la utilización de una técnica médica con un fin determinado. Sin embargo, en las técnicas de reproducción humana asistida existe otro agente potencial implicado ligado al fin de las mismas, que el futuro hijo y la actuación de los profesionales de la medicina reproductiva se centra en un aspecto especialmente sensible para muchas personas, el deseo de reproducirse.
Aquí se presentan los distintos aspectos de la relación clínica y sus implicancias éticas, que no solo involucran al profesional de la psicología y la persona usuaria de las técnicas de reproducción asistida, sino que es válido en todo el contexto de la práctica clínica. Los avances en el área de la reproducción humana hoy, han permitido nuevas configuraciones familiares. Se pasó de la tradicional consulta a un ginecólogo, cuando una pareja consensuada tenía dificultades en obtener o mantener un embarazo por problemas de fertilidad “concretos”, a ofrecer tratamientos para lograr un embarazo a cualquier persona que lo desee, independientemente de tener o no problemas de fertilidad. Asistiendo a personas o parejas de diversas edades, estado civil, con y sin alteraciones reproductivas, se han generado nuevas construcciones familiares. Así es que el abordaje biopsicosocial de un equipo interdisciplinario se impone como necesario y útil para todas las partes en juego, ya que se abordan temas fundamentales como son los procesos emocionales, la intervención terapéutica, las dificultades sexuales y de pareja, las familias homoparentales, mujeres solas y hombres solos, transgénero, donación de gametas, maternidad subrogada, consejo genético y el consejo a familias creadas a través de técnicas de reproducción asistida.
Atención centrada en el paciente La consulta de infertilidad difiere de otras consultas ginecológicas y se caracteriza por estar centrada en un deseo o meta no satisfecha. La asistencia psicológica se va a focalizar en reducir el sufrimiento subjetivo en función de las características personales y psicosociales del paciente, trabajar de manera preventiva y reparadora. El éxito del tratamiento va a suponer la existencia de otra persona, ya que requerirá de la intervención profesional, quien orientará referente a toma de decisiones y tratamientos a seguir. Este proceso con frecuencia crea un estrés emocional específico, acompañado no pocas veces de decepción, y en muchas ocasiones, de desesperación. Los procedimientos diagnósticos y terapéuticos, en el área de la Medicina de la Reproducción, tienen un impacto importante sobre la vida personal de los pacientes.
El objetivo principal que suelen plantearse tanto profesionales como pacientes, en los centros de reproducción asistida, es el de conseguir un embarazo a término. Ante esta realidad existe el peligro de que el impacto emocional de la infertilidad sea minimizado y que el problema se reduzca meramente a su abordaje médico o biológico. Boivin et al. (2001) recomienda atender las necesidades psicosociales y emocionales de los pacientes, además de los procedimientos médicos necesarios, distinguiendo dos tipos de intervención:
a. El cuidado centrado en el paciente (“patient-centered care”), que se refiere al apoyo emocional o consejo que cualquier miembro del equipo de reproducción asistida debiera proporcionar mediante su comprensión y apoyo ante los eventos estresantes, como, por ejemplo, la notificación de una prueba de embarazo negativa.
b. La ayuda psicológica profesional que debe realizar un profesional de la salud mental y que se considera debiera ser ofrecida sistemáticamente en los servicios de reproducción humana asistida.
El objetivo básico del acompañamiento psicológico en medicina de la reproducción es el de asegurar que los pacientes comprendan las implicaciones de sus opciones de tratamiento, reciban el suficiente apoyo emocional y puedan enfrentarse de manera saludable a las consecuencias de la experiencia de infertilidad. Se cree que un enfoque interdisciplinario de la atención al paciente puede mejorar los resultados de salud, incrementar la satisfacción del paciente y la del equipo, reducir las reacciones psicosociales negativas y ayudar a los pacientes a aceptar sus experiencias.
La formación del psicólogo miembro del equipo en counselling debiera ser un experto en Psicología de la Medicina Reproductiva. En salud mental, el counselling en infertilidad requiere que los profesionales intervinientes posean un sólido conocimiento, experiencia y saberes relacionados a todos los aspectos psicosociales asociados a la problemática por el amplio espectro de temáticas que implica abordar.
Fuente: Revista Hola Salud (junio 2022) / Portal Salud