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La importancia de tener una buena hidratación en verano

Las altas temperaturas de verano causan un incremento de la pérdida de agua natural de nuestro organismo, aumentando el riesgo de sufrir deshidratación, especialmente en adultos mayores, niños y deportistas. Prevenirla es clave para que nuestro organismo pueda cumplir sus funciones vitales sin dificultades.

En condiciones normales, nuestro cuerpo pierde entre dos y tres litros de agua a través de la orina, las heces, el sudor y la respiración. Por lo que el organismo tiende a mantener un balance recuperando el agua perdida al beber líquido y comer alimentos que la contengan. La deshidratación es un trastorno que ocurre cuando una persona pierde más líquidos de los que ingiere, esto significa que el cuerpo no tiene tanta agua como debiera y por lo tanto se altera la dinámica de sus funciones esenciales.

La deshidratación puede ser leve, moderada o severa dependiendo de la cantidad de líquido corporal que se haya perdido o no se haya repuesto. Los lactantes, los niños pequeños y los ancianos son los más afectados por la deshidratación, ya que en ambas etapas de la vida no se ingieren líquidos suficientes porque el deseo de beber es más débil (en niños aún no se ha desarrollado y en ancianos se ha debilitado). Los deportistas también se encuentran en riesgo de deshidratación al practicar deportes intensos y prolongados expuestos a altas temperaturas.

Las causas más frecuentes son cuadros febriles, diarreas o vómitos intensos, y exposición prolongada a temperaturas elevadas sin reponer líquidos adecuadamente. Además, un bajo consumo de agua de forma crónica se asocia a un riesgo aumentado de litiasis renal e infecciones urinarias. En adultos, la deshidratación se manifiesta a través de sed, piel seca, orina concentrada y menos frecuente, fatiga, mareos y confusiones, boca seca, aumento de la frecuencia cardíaca y de la respiración. Algunas de estas manifestaciones también se presentan en lactantes y niños pequeños deshidratados, aunque en estos casos son los mayores quienes deben estar atentos a signos que puedan indicar falta de hidratación: ausencia de lágrimas al llorar, pañales sin mojar por más de tres horas, fiebre, ojos y mejillas hundidos, falta de reacción, irritabilidad y piel que no vuelve a su sitio al pellizcarla y soltarla.

¿Cómo tratar y prevenir la deshidratación?

Ante un caso de deshidratación leve, hay que rehidratarse bebiendo líquidos de forma gradual. Las bebidas de reposición isotónica para deportistas son una buena opción para reponer de forma eficaz a los adultos. Mientras que en lactantes, se usan las sales de rehidratación oral.

Si la deshidratación es moderada puede ser necesaria la administración de líquidos por vía intravenosa, aunque detectada a tiempo un plan vía oral también puede ser eficaz. La deshidratación grave es una situación de emergencia que requiere internación y atención médica urgente, ya que puede convertirse en potencialmente mortal.

La forma más sencilla de evitar la deshidratación es bebiendo abundante líquido, fundamentalmente agua. Algunas medidas útiles para prevenirla son:

  • Beber abundantes líquidos (sin alcohol) cuando se esté expuesto al sol o realizando actividad física excesiva. La cantidad a beber debe ser mayor de la que el organismo está perdiendo.
  • Realizar actividades físicas al aire libre en las horas más frescas del día.
  • Si mantiene actividades que le generen transpiración profusa, debe beber bebidas de reposición isotónica.
  • En lactantes o niños pequeños, debe reforzarse la hidratación cuando el niño se encuentra con diarrea o vómitos y ante la exposición al calor.

El agua es vital para nuestro cuerpo

El agua es la molécula más abundante en el organismo y desempeña múltiples funciones. Transporta nutrientes y gases, regula el volumen celular, participa en diversas reacciones químicas, vehiculiza la excreción de toxinas, lubrica articulaciones, mantiene un correcto tránsito intestinal y actúa como termorreguladora. Es por lo tanto un nutriente esencial. Entre el 50 y el 60% del peso corporal de un adulto es agua, encontrándose distribuida en diferentes compartimientos. En los niños, este porcentaje puede ascender a un 75% y descender al 50% en ancianos. El agua llega a constituir más del 80% del peso de órganos vitales como riñones, pulmones y tejido muscular.

Hola Salud / Farmanuario.

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