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La menopausia y los cambios en la piel: qué efectos tiene y cómo contrarrestarlos

Cuando se habla de la menopausia, por lo general se suele hacer hincapié en los cambios hormonales o en el fin de la etapa reproductiva. Sin embargo, la menopausia trae consigo otro paquete de cambios del que a veces poco se habla. Y algunos de esos cambios tienen que ver con la cara más visible de nuestro cuerpo: la piel.

“Durante la etapa previa y posterior a la menopausia, se suceden en las mujeres diferentes cambios cutáneos en los que se aceleran los procesos de envejecimiento de la piel con una disminución de su funcionalidad”, dice la dermatóloga Silvina Gurgitano en la revista Hola Salud.

Para entender estos cambios y sus afectaciones en la piel, primero es importante recordar que, durante la menopausia, “las variaciones hormonales determinan alteraciones en el funcionamiento de diferentes órganos y sistemas”. Y la piel es el órgano más grande del cuerpo.

Allí se da lo que se denomina “envejecimiento cutáneo”, que se produce básicamente por dos grandes determinantes. “Por un lado, los factores secundarios del medioambiente (exposoma) como son las condiciones climáticas, la radiación ultravioleta, el tabaco, el alcohol, el aumento del índice de masa corporal, y los factores genéticos y hormonales”, dice la especialista, y agrega: “Y, por otro lado, están los factores cronológicos que generan cambios a nivel de los planos cutáneo y subcutáneo, condicionando que, con el paso del tiempo, sucedan alteraciones tanto en la piel como en los compartimentos grasos de la cara y el sistema ligamentario, que sostiene y adhiere la piel a las estructuras óseas de la cara.”.

Las variaciones hormonales (disminución de estrógenos y aumento de cortisol) que ocurren en el periodo de la menopausia, dice Gurgitano, actúan acelerando los procesos del envejecimiento con una disminución de la funcionalidad de la piel. Y eso puede afectar de las siguientes maneras:

– La función de barrera se ve afectada como consecuencia de la menor secreción de lípidos por las glándulas sebáceas y el enlentecimiento en el recambio de los queratinocitos. Estas alteraciones condicionan una piel más seca, engrosada y con menos luminosidad. 

– La función de defensa de la piel también se altera, con un aumento de los marcadores proinflamatorios y un déficit de antioxidantes. Esto se manifiesta con mayor tendencia a la inflamación, sobre todo en pacientes que ya tenían patologías inflamatorias previas como rosácea, por ejemplo. 

– La función estructural cambia como consecuencia de la menor síntesis de colágeno, elastina y ácido hialurónico, eventos que con el tiempo irán condicionando mayor cantidad de arrugas, flacidez y laxitud de la piel. 

Ahora, ¿qué se puede hacer al respecto? ¿Qué medidas se pueden tomar? Hay algunos caminos para retrasar y contrarrestar los cambios propios del envejecimiento. 

– Teniendo en cuenta las modificaciones que la piel sufre en este período, es necesario realizar ajustes en la rutina de cuidado diario de nuestra piel. 

– “Como dermatóloga, en esta etapa, trato de adecuar la higiene de la piel con syndets humectantes, la hidratación con productos que contengan ácido hialurónico, glicosaminoglicanos y lípidos que logren humectar, antioxidantes como las vitaminas A, B, C y E y alfahidroxiácidos AHA o retinol y sus derivados para mejorar la renovación celular”, dice la especialista.

– También se sugieren moléculas que actúen mejorando la síntesis de la sustancia extracelular. Los tratamientos de consultorio estarán orientados a disminuir el engrosamiento cutáneo, ya sea a través de peelings químicos, microdermoabrasión (puntas de diamante) y, fundamentalmente, a estimular las células productoras de colágeno, los fibroblastos, a través de diferentes tratamientos como pueden ser lasers, luz pulsada y plasma rico en plaquetas, entre otros. 

– Los hábitos saludables no solo retrasan el envejecimiento cronológico de la piel, sino que también contribuyen a que los tratamientos sean más eficaces y perduren por más tiempo. 

“Como especialista en dermatología considero importante evaluar individualmente a cada paciente y, al margen de los procesos secundarios al envejecimiento, debemos tener en cuenta la variabilidad interindividual y las características propias de la piel de cada persona”, concluye Gurgitano.

Fuente: Hola Salud / Portal Salud

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