¿Te pasó alguna vez el levantarte de la siesta y que te duela la cabeza? Es probable que sí. Pero, ¿por qué sucede? Este fenómeno tiene diversas posibles causas, que van desde factores físicos hasta hábitos poco saludables.
En primer lugar, la duración de la siesta es clave. Si dormís más de 20-30 minutos, entrás en fases más profundas del sueño. Al despertarte durante esta etapa, es común experimentar «inercia del sueño», una sensación de aturdimiento y, en algunos casos, dolor de cabeza. Esto ocurre porque interrumpís un ciclo de sueño antes de completarlo, lo que puede causar malestar temporal.
La deshidratación es otra causa frecuente. Durante el día, es fácil olvidarse de hidratarse adecuadamente, y una siesta es más tiempo sin tomar agua. Si te levantás con dolor de cabeza, es buena idea beber líquidos y observar si el síntoma mejora.
Además, la postura durante la siesta puede influir. Dormir en una posición incómoda, como en un sillón o en una silla, puede generar tensión en el cuello o en los músculos de la cabeza, lo que desencadena dolor al despertar.
El ambiente también juega un papel importante. Si tu espacio para la siesta es ruidoso, está mal ventilado o tiene una iluminación excesiva, esto puede interrumpir el descanso y provocar dolores de cabeza.
Finalmente, los niveles de azúcar en la sangre pueden afectar. Si tomás una siesta después de una comida pesada o, por el contrario, con el estómago vacío, podrías experimentar un dolor de cabeza relacionado con fluctuaciones en la glucosa.
Para evitar estos malestares, procurá limitar la duración de la siesta, mantener una postura adecuada, hidratarte y crear un ambiente tranquilo. Si el dolor persiste frecuentemente, es recomendable consultar a un médico.