En el siguiente artículo de nuestra revista hermana Tendencias en Medicina, escrita por profesionales de la salud y para profesionales de la salud, los invitamos a conocer sobre el Método PnK.
El sobrepeso y la obesidad constituyen las dos grandes pandemias del siglo XXI. La OMS estimó en 2022 que 764 millones de adultos viven con obesidad y que 39% a 49% de la población mundial tiene sobrepeso u obesidad.
La obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial, de evolución crónica y recidivante.
Se asocia a enfermedades no transmisibles como diabetes mellitus tipo 2, dislipidemias, enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, enfermedad coronaria, cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular, entre otras), enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica, hiperuricemia, apnea obstructiva del sueño, osteoartritis. También supone un riesgo para el desarrollo de varios tipos de cáncer (por. ej. mama, endometrio, colon, páncreas, riñón, próstata).
Las personas que viven con obesidad pero que presentan parámetros metabólicos normales (normoglucemia, sin alteraciones lipídicas) y con presión arterial conservada no se deben considerar como sujetos “sanos”. Este grupo, con una prevalencia variable entre 3 % y 22 %, según los diferentes parámetros utilizados para la definición, presenta mayor riesgo de enfermedad aterosclerótica, insuficiencia cardíaca, enfermedades respiratorias y diabetes. Se trata de un fenotipo transitorio, que inexorablemente progresará a un patrón metabólico desfavorable en 4 a 20 años.
La esperanza de vida disminuye a medida que aumenta el índice de masa corporal (IMC). Los sujetos de sexo masculino con un IMC normal tienen casi el 80 % de probabilidad de llegar con vida a los 70 años de edad, mientras que aquellos con obesidad de grado moderado con IMC de 35-40 kg/m2 tienen aproximadamente 60 % de probabilidad de llegar a los 70 años y la expectativa baja aún más al aumentar el peso.
La pérdida de peso tiene un impacto muy positivo en la mejoría de las complicaciones asociadas. Un descenso de 5 a 10 % disminuye el riesgo y previene el desarrollo de hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia. Si el descenso es mayor al 15 % puede lograr la remisión de diabetes mellitus tipo 2 y disminuir la aparición de insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada y la mortalidad cardiovascular.
El tejido adiposo es un órgano endócrino que al igual que el tracto gastrointestinal y páncreas producen hormonas y citoquinas que actuando a nivel cerebral regulan el apetito y la saciedad. En la persona que vive con obesidad se genera una inflamación crónica, denominada lipoinflamación, a partir de la producción de mediadores proinflamatorios secretados por los propios adipocitos pero también por macrófagos del estroma del tejido adiposo.
La obesidad, sobre todo visceral, disfuncional, con lipoinflamación crónica de bajo grado, constituye un factor patogénico clave en el desarrollo de las enfermedades asociadas.
Por otra parte, la persona que vive con obesidad tiene un déficit de la enzima delta-6 desaturasa, clave en la síntesis de ácidos omega 3 esenciales como DHA y EPA a partir del ácido linolénico. Estos son necesarios para la producción de sustancias que resuelvan la inflamación (denominadas resolvinas).
En la actualidad existen varias opciones de tratamiento para el descenso de peso, que van desde intervenciones nutricionales y fármacos, hasta la cirugía bariátrica.
Sea cual fuere la decisión final de tratamiento, el abordaje inicial debe ser multidisciplinario con intervención nutricional, conductual multicomponente y actividad física, como lo destacan varias guías internacionales, entre ellas la reciente guía GIRO 2024 (Guía española del manejo Integral y multidisciplinar de la Obesidad en personas adultas).
El método PnK reúne las características necesarias para el abordaje adecuado del sobrepeso y obesidad, con un enfoque multidisciplinar, basado en una dieta cetogénica muy baja en calorías, reducida en grasas e hidratos de carbono, normoproteica, con incorporación de proteínas de alto valor biológico. La suplementación se realiza con minerales, oligoelementos y vitaminas para cubrir las necesidades de una dieta muy baja en calorías y además se aportan ácidos grasos omega 3 de alta calidad, con adecuada proporción de DHA y EPA para la producción de mediadores que resolverán la lipoinflamación (resolvinas). Uno de los elementos más importantes en la lucha contra la obesidad es evitar la reganancia del peso pérdido. Esto se logra corrigiendo las señales de hambre y saciedad a nivel cerebral mediante el aporte de ácidos omega 3 y con la incorporación de un nuevo estilo de vida con hábitos más saludables (alimentación y ejercicio físico).
El descenso de peso se produce fundamentalmente por pérdida de masa grasa, sobre todo visceral, con preservación de la masa muscular.
El método PnK tiene un amplio respaldo científico con más de 40 publicaciones en revistas de alto nivel académico en las que se demuestra su eficacia, seguridad, calidad y mantenimiento del descenso de peso, así como el impacto positivo en la calidad de vida y las alteraciones metabólicas.

