Ya sea como un juego o por otra razones, quizás alguna vez te pasó que encontraste a tu perro comiendo plantas, en tu casa o en el parque. La pregunta es: ¿qué pasa cuando lo hacen? ¿cómo debemos actuar?
Que los perros coman plantas puede ser un comportamiento común, pero no siempre es seguro. Hay varios factores a considerar para determinar si es perjudicial para ellos.
Por un lado, se debe tener presente que los perros pueden comer plantas por varias razones: curiosidad, aburrimiento, problemas digestivos, o simplemente porque les gusta el sabor. En muchos casos, este comportamiento no es alarmante.
Algunas plantas son inofensivas y no causan problemas de salud. Sin embargo, muchas plantas comunes pueden ser tóxicas para los perros. El lirio de los valles, el acebo, la adelfa, el azafrán y la hiedra inglesa contienen sustancias que pueden provocar desde leves molestias gastrointestinales hasta problemas graves como insuficiencia renal, dificultades respiratorias y, en casos extremos, la muerte.
Con este escenario, debemos estar atentos a posibles síntomas de intoxicación. Los síntomas de intoxicación por plantas pueden variar, pero comúnmente incluyen vómitos, diarrea, salivación excesiva, letargo, y en casos severos, convulsiones y dificultad para respirar. Si sospechas que tu perro ha ingerido una planta tóxica, es crucial buscar atención veterinaria de inmediato.
Si tu perro disfruta mordisqueando plantas, podés proporcionarle alternativas seguras como hierba para gatos, que es no tóxica y puede ayudar con la digestión.
Siempre es buena idea consultar con un veterinario si notás que tu perro tiene la costumbre de comer plantas. Un profesional puede proporcionar asesoramiento específico y determinar si hay alguna deficiencia nutricional o problema de comportamiento subyacente que deba ser abordado.