Este 17 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Nacimiento Prematuro, una jornada para poner sobre la mesa la situación de los bebés nacidos antes de tiempo y la importancia de garantizarles atención neonatal de calidad. A continuación, abordamos una de las aristas de este tema: los desafíos que enfrentan los papás de bebés prematuros.
Los nacimientos prematuros representan un desafío emocional y práctico para las familias. Cuando un bebé llega antes de tiempo, los padres suelen enfrentar incertidumbre, miedo y una intensa ansiedad por el estado de salud de su hijo.
La internación en cuidados intensivos neonatales implica convivir con monitores, alarmas y procedimientos médicos que pueden resultar abrumadores. A esto se suma la sensación de pérdida del “inicio esperado”: muchas veces no hay contacto inmediato, no hay alta rápida y no hay rutinas claras.
El vínculo también se construye de forma diferente. La fragilidad del bebé, su tamaño y la necesidad de intervenciones constantes pueden generar temor a tocarlo o cargarlo.
Sin embargo, el contacto piel con piel, la participación en los cuidados y la comunicación diaria con el equipo médico ayudan a fortalecer la relación y dar seguridad.
Otro desafío frecuente es el agotamiento: visitas prolongadas al hospital, falta de sueño, preocupaciones financieras y la tensión emocional sostenida pueden afectar la salud mental de los padres. Por eso, el acompañamiento profesional y la red afectiva son fundamentales.

