Hay quienes dicen que la moda no incomoda. Y, por el contrario, hay quienes afirman que la moda incomoda. En cualquier caso, hay prácticas a la hora de vestir que deben pensarse dos veces dado que pueden tener consecuencias negativas para la salud si su empleo persiste en el tiempo. Una de esas prácticas es usar el pantalón muy ajustado.
Los pantalones extremadamente ajustados pueden comprimir los vasos sanguíneos, especialmente en las piernas, dificultando el flujo normal de la sangre. Esto puede provocar sensación de hormigueo, calambres e incluso aumentar el riesgo de padecer varices.
En el mismo sentido, el uso prolongado de pantalones apretados puede presionar los nervios, particularmente el nervio femoral cutáneo. Esto puede causar una afección llamada meralgia parestésica, caracterizada por dolor, entumecimiento o ardor en la parte frontal y lateral del muslo.
Además, la falta de ventilación adecuada puede generar un ambiente cálido y húmedo, ideal para la proliferación de bacterias y hongos, lo que aumenta el riesgo de infecciones cutáneas como foliculitis o dermatitis.
Como si eso fuera poco, la presión en la zona abdominal puede interferir con la digestión, provocando acidez, gases y molestias estomacales.
Si bien no es necesario abandonar este estilo por completo, usar pantalones más holgados o alternar con otras prendas puede prevenir problemas de salud a largo plazo.