Que te lloren los ojos es de esas cosas que te pasa y, si no persiste, no le das corte. Y ese hecho ya es una de las razones para que muchas veces no pensemos qué fenómeno puede estar detrás de ese hecho. Así que hoy vamos a intentar desgranar esa situación.
Por un lado, la exposición a irritantes como humo, polvo, polen o productos químicos puede causar irritación ocular y lágrimas para eliminar estas sustancias.
En tanto, y ahora que llegó la primavera, las alergias estacionales o alérgenos ambientales pueden desencadenar una respuesta alérgica en los ojos, provocando picazón y lagrimeo.
Y si se trata de esta época, el viento fuerte o la exposición a temperaturas extremas pueden causar irritación y, como resultado, lágrimas excesivas.
Pero también puede deberse a situaciones de mayor cuidado, como infecciones oculares. Infecciones virales o bacterianas, como la conjuntivitis, a menudo producen un aumento en la producción de lágrimas para eliminar el agente patógeno.
En el mismo sentido, lesiones o golpes en el ojo pueden desencadenar una respuesta de protección, con aumento en la producción de lágrimas.
Y otra posibilidad es el síndrome del ojo seco: aunque parece contradictorio, la sequedad ocular crónica puede llevar a ojos llorosos como respuesta al malestar.
También podría tratarse de problemas de visión, como la miopía, hipermetropía o astigmatismo, que lleven a forzar los músculos oculares y luego en lagrimeo.
Hoy por hoy, es muy común que se dé la fatiga visual causada por el uso continuo de dispositivos electrónicos, algo que puede hacer que los ojos se sequen, lo que a su vez puede causar lágrimas.
Si experimentás ojos llorosos de forma persistente o acompañados de otros síntomas, es importante consultar a un oftalmólogo para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
