¿Alguna vez escuchaste hablar del Port-a-Cath? También conocido como reservorio implantable, se trata de un dispositivo médico que se coloca bajo la piel para facilitar el acceso venoso a largo plazo. A continuación, te explicamos cómo funciona.
Se utiliza comúnmente en pacientes que requieren tratamientos frecuentes o prolongados, como quimioterapia, nutrición parenteral o transfusiones.
El sistema consta de dos partes: un pequeño reservorio de titanio o plástico con una membrana autosellante y un catéter que conecta este reservorio con una vena central, generalmente la vena subclavia o yugular. El reservorio se implanta bajo la piel del pecho o del brazo, y se accede mediante una aguja especial (aguja de Huber) que atraviesa la piel hasta llegar al puerto.
Este dispositivo permite administrar medicamentos, extraer sangre o aplicar tratamientos sin necesidad de puncionar repetidamente las venas del paciente.
Al estar completamente bajo la piel, el Port-a-Cath ofrece menor riesgo de infecciones en comparación con otros accesos venosos externos, y puede permanecer colocado durante meses o incluso años.
Su uso mejora significativamente la comodidad y calidad de vida del paciente, especialmente en tratamientos de larga duración. Además, permite al personal médico un acceso más rápido, seguro y eficiente al sistema venoso central.