El consumo de alimentos con grasas saturadas y de origen animal se asocia a un mayor riesgo de sufrir diabetes tipo 2.
Según reporta la Agencia Sinc, los investigadores de la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili (URV), en colaboración con otros centros participantes en el estudio PREDIMED y la Universidad de Harvard (EE.UU), quisieron dar un paso más y evaluar cuáles son los tipos de grasas que se relacionan con un mayor riesgo de padecer diabetes. Además, investigaron el efecto sobre la diabetes del consumo de distintos alimentos elevados en grasas saturadas, un tipo de grasa que se ha relacionado con las enfermedades cardiovasculares.
Los resultados más relevantes de este trabajo -fruto del seguimiento durante más de cuatro años de 3.000 hombres y mujeres de entre 50 y 80 años y publicado en The American Journal of Clinical Nutrition- muestran que los participantes con un consumo más alto de grasas saturadas y grasas de origen animal presentaban el doble de riesgo de sufrir diabetes tipo 2, frente a los participantes que tenían un consumo más bajo de estas grasas.
El consumo de 12 gramos al día de mantequilla se ha relacionado con el doble de riesgo de padecer diabetes al cabo de cuatro años y medio, que es el tiempo durante el que se ha realizado el seguimiento a los voluntarios que participaron en el proyecto. Por el contrario, el consumo de un yogur entero al día se asocia a un 35 % de menor riesgo de sufrir diabetes.
En el estudio se analizaron los datos de 3.349 personas que no sufrían diabetes al inicio del estudio, pero que presentaban un alto riesgo cardiovascular, todas ellas participantes del estudio PREDIMED. Se les hizo un seguimiento durante una media de cuatro años y medio, durante los cuales 266 fueron diagnosticadas de diabetes tipo 2.
Según los investigadores, estos resultados subrayan las propiedades saludables de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas, en concreto de la diabetes tipo 2, así como la importancia de sustituir el consumo de grasas de origen animal y saturadas (especialmente la carne roja y procesada) por otras que han demostrado ser más saludables, como las de origen vegetal, como el aceite de oliva o los frutos secos.