Según los últimos datos oficiales, 93% de los cubanos está parcial o totalmente vacunado contra la COVID-19, una de las tasas de vacunación más altas del mundo, solo detrás de Portugal y los Emiratos Árabes Unidos; todo esto con vacunas desarrolladas y producidas en la isla.
Se cree que las vacunas desarrolladas en Cuba podrían ayudar a muchos países de bajos ingresos en la prevención de la COVID-19, ya que son más fáciles de manejar y almacenar; sin embargo, aún no han sido avaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿La razón? No se respetaron los estándares de calidad que la organización exige para los sitios de producción; normas que «no son justas para un país en desarrollo», según las autoridades locales que han protestado por la decisión. Recientemente el Instituto Finlay de Vacunas indicó que presentará todos los datos y documentos necesarios para su aprobación a la OMS en abril.
Por otra parte, el Banco Centroamericano de Integración Económica declaró hace unas semanas que prestará a Cuba 46,7 millones de euros que se destinarán por un lado a ayudar al programa de vacunación, por otro a contribuir a alcanzar los estándares exigidos a las plantas de producción. Los costos de la modernización industrial también podrían aumentar debido al embargo estadounidense que obliga al estado de las Antillas a abastecerse de Europa y Asia.
Eficacia y seguridad comparables
Los gobernantes de la isla de las Antillas, que vive un embargo económico de Estados Unidos desde hace más de 60 años, desde el inicio de la pandemia tomaron medidas para la producción de una vacuna local para prevenir el contagio, conscientes de la importancia de ser independientes del exterior en la lucha contra el virus.
La estrategia rindió frutos, a principios de noviembre del año pasado el equipo dio a conocer en medRxiv, sin revisión por pares, los resultados de la combinación de dos dosis del candidato vacunal Soberana 02 y una del Soberana Plus, en el esquema de 0-28-56 días, con una eficacia de 92,4%, una tasa comparable con la de las vacunas de ARN mensajero de Pfizer/BioNTech y de Moderna. El estudio fue liderado por el Instituto Finaly de Vacunas, en La Habana, líder en la producción independiente de vacunas.
El 5 de enero se publicó un estudio, en un servidor de preimpresión, sin revisión por pares, de los resultados del ensayo clínico fase 2b sobre la inmunogenicidad, seguridad y eficacia del esquema de dos dosis de SOBERANA 02 o el esquema heterólogo de tres dosis en adultos. Los resultados muestran que el esquema de dos dosis es bien tolerado y seguro en adultos de 19 a 80 años de edad. Mientras que el esquema heterólogo de tres dosis de SOBERANA Plus incrementa los anticuerpos neutralizantes, que son detectables de 7 a 8 meses después de que se completó el esquema de vacunación.
Soberana 02 es una vacuna de subunidad proteica recombinante que utiliza una porción de la proteína de la espícula con un fragmento inactivado de la toxina tetánica. Soberana PLUS es una vacuna de proteina recombinante del dominio de unión al receptor del virus del SARS-CoV-2 que se utiliza como refuerzo.
Ventajas y desventajas
Soberana y Abdala tienen algunas ventajas únicas sobre otros tipos de vacunas, incluido el hecho de que no deben mantenerse a temperaturas extremadamente bajas (como las vacunas de Pfizer/BioNTech o Moderna) y, por tanto, son más fáciles de distribuir en áreas remotas. Además, a diferencia de las vacunas de vector viral (como las de CanSino, Gamaleya Research Institute, University of Oxford/AstraZeneca, Jansen (Johnson & Johnson), Serum Institute of India) tendrían menos efectos secundarios relacionados con trastornos de la coagulación o inflamación.
Sin embargo, también presentan sus contras, en primer lugar, al tener que utilizar células derivadas de ovario de hámster chino (CHO) para su síntesis, se demora el tiempo de producción, en segundo lugar, parecen ser menos efectivas en quienes han recibido vacunas con la misma tecnología en el pasado (por ejemplo, las vacunas contra el meningococo). Sin embargo, para estar seguros se requieren los resultados de estudios epidemiológicos a mayor escala.
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