La ciencia y la medicina han dado muestra en reiteradas oportunidades de lo beneficioso para la humanidad que ha sido su hermandad. Y el trasplante de riñón es una muestra de ello. Se trata de un procedimiento médico que permite a personas con insuficiencia renal crónica recuperar la función renal y mejorar su calidad de vida. Se realiza cuando los riñones dejan de filtrar adecuadamente los desechos y líquidos del cuerpo, lo que puede derivar en complicaciones graves.
Este procedimiento es posible gracias a la donación de un riñón sano, que puede provenir de un donante vivo o fallecido. En el caso de donantes vivos, suele tratarse de familiares compatibles, lo que aumenta las probabilidades de éxito. Cuando el órgano proviene de un donante fallecido, se debe evaluar la compatibilidad inmunológica y el estado del riñón antes de proceder con el trasplante.
La cirugía consiste en colocar el nuevo riñón en la parte inferior del abdomen, sin retirar los riñones dañados, a menos que representen un riesgo para la salud. Luego del trasplante, el paciente debe tomar medicamentos inmunosupresores de por vida para evitar el rechazo del órgano.
Este procedimiento ha salvado miles de vidas y sigue siendo una de las soluciones más eficaces para quienes padecen enfermedad renal terminal, permitiéndoles llevar una vida más saludable y activa.