InicioSalud para todosEntrenar el cerebro: claves para mantenerse activo

Entrenar el cerebro: claves para mantenerse activo

El entrenamiento cognitivo -o cualquiera de las denominaciones con las que identificamos el ejercicio de las capacidades mentales- está ganando cada vez más seguidores. Entrenar el cerebro parece ser fundamental para conservar y mejorar ciertas habilidades, manejar el estrés y afrontar circunstancias complejas.

Cada persona establece sus metas de conservación o mejora de su autonomía cognitiva y bienestar emocional, fija los horarios más convenientes y busca las actividades que le resultan más apropiadas. Analizamos nuestras preferencias, habilidades naturales, fortalezas y objetivos. Incluso, cuando planificamos actividades de ocio, podemos encararlas como un entrenamiento, ya sea que nos guste leer, escuchar música, mirar series y películas. Todo depende de la atención que pongamos en la actividad que elegimos y el análisis que realicemos luego.

No es que se trate de un análisis sofisticado, pero hay que tener en cuenta que las capacidades cognitivas son aquellas que se refieren a almacenar, recuperar, reconocer, comprender, organizar y utilizar la información recibida a través de los sentidos. Entre otras, hablamos de percepción, atención, concentración, memoria, resolución de problemas, comprensión y establecimientos de analogías.

Mediante estas capacidades las personas alcanzan y gestionan la autonomía cognitiva, que es la capacidad de vernos a nosotros mismos, vincularnos con otras personas e interpretar el mundo como seres independientes. Se entiende por autonomía la capacidad de decidir de manera propia, sin la coerción o la influencia de terceros. Cuando hablamos de desarrollo cognitivo y emocional, nos referimos a la autonomía cognitiva como aquella cualidad cada vez más marcada y esperada del individuo.

Durante la infancia y la adolescencia somos vulnerables y dependemos de las decisiones de los adultos, tanto para adquirir conocimiento acerca del mundo, como en lo logístico y lo afectivo. La autonomía personal (moral o decisoria) es nuestra capacidad para hacer elecciones, tomar decisiones y asumir las consecuencias de estas. Y aquí es conveniente hacer una precisión: el término opuesto a autonomía no es dependencia, sino heteronomía. La dependencia hace referencia a la necesidad de atenciones por parte de otras personas para realizar las tareas de la vida cotidiana. El término opuesto a dependencia es independencia. En este sentido, las personas mayores en situación de fragilidad o dependencia pueden tener disminuida o no su autonomía personal.

La autonomía no es una capacidad única y fija. No es una cuestión de todo o nada. Depende de la competencia cognitiva y emocional de cada uno de nosotros para actuar o decidir. Depende también de la situación o tarea (del riesgo que conlleve para la propia persona o para los demás) y de los apoyos que tenga en su entorno. Por eso, las personas con deterioro cognitivo pueden y deber tener oportunidades y apoyos para seguir tomando decisiones para las que todavía tengan capacidades.

Al hablar de nuestra autonomía cognitiva, al igual que cuando lo hacemos de cualquier aspecto de nuestra persona, tenemos que referirnos al autoconocimiento:

  • ¿Quién soy? ¿Cuáles son los aspectos de mi biografía que debo tener en cuenta a la hora de definir los alcances de mi deseo de autonomía? 
  • ¿Cuáles son los objetivos y metas que deseo alcanzar en este momento de mi vida? ¿Cuál es mi propósito?
  • ¿Cuáles son los hábitos y rutinas que me generan bienestar?
  • ¿Cuáles son mis preferencias actuales?

El entrenamiento cognitivo es la clave para responder estas preguntas, así como para conservar y mejorar las habilidades cognitivas, colaborar en nuestro el manejo del estrés y permitir afrontar nuestras circunstancias más complejas.

Por otro lado, es una herramienta que cada persona puede aprovechar para reconocer sus fortalezas y, apoyándose en ellas, trabajar en aquellos aspectos que necesita y desea modificar para alcanzar sus propias metas de autonomía cognitiva.

Una cuestión de todos los días

Ahora bien, ¿cómo se entrena el cerebro? Utilizando materiales cotidianos y conocidos por todos: números, operatoria sencilla, letras, palabras, imágenes, sonidos. Las dinámicas y desafíos deben tener una resolución al alcance de cada persona y estar encuadradas en el proceso personal de cada participante. Y, por sobre todo, ¡tienen que ser variadas y divertidas!

Cualquier persona puede entrenar su mente, desde niños hasta adultos mayores. Tampoco existe una limitante en cuanto al estado de salud, si la persona está diagnosticada con alguna patología que disminuya las capacidades cognitivas, si se tienen “problemas de memoria” o si se sufre de olvidos frecuentes. Todos podemos beneficiarnos, independientemente de cuál sea nuestra actividad actual o pasada.

El envejecimiento no es sinónimo de deterioro cognitivo. Existen muchísimos ejemplos de personas muy añosas que presentan extrema lucidez y agilidad mental. Los profesionales de la salud aconsejan realizar ejercicio físico y mantener una dieta saludable basada en frutas, cereales y vegetales.

Pero hay más: jugar a las cartas y juegos de mesa, leer, escribir, interpretar instrumentos musicales, pintar, disfrutar de museos, bibliotecas y manifestaciones artísticas, visitar o recibir amigos y familiares… Y todos los hábitos y actividades que pongan en juego nuestra memoria, velocidad de pensamiento y capacidad de razonamiento.

El entrenamiento cognitivo, por otro lado, propone un ejercicio regular y sistemático utilizando el lenguaje, el razonamiento y la creatividad como herramientas para mantener un cerebro saludable; pero también es la excusa para distenderse y reír mucho. La actividad puede ser individual, aunque cuando se lleva adelante en grupo, la heterogeneidad enriquece la propuesta. Es un ámbito de confianza y solidaridad en el que cada participante se siente cómoda y libre de probarse (o incluso fallar) en un camino de aprendizaje compartido pero ajustado a sus características individuales. Lo fundamental es elegir la opción que mejor se adapte a tus preferencias y ¡poner tu cerebro a entrenar!

Por Ana Abbona Santin

Programa Rejuvenate de Entrenamiento Cognitivo
www.rejuvenateuruguay.com
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