¿Sabías que los estiramientos matutinos pueden marcar la diferencia en cómo te sentís durante todo el día? Antes de salir de la cama, es importante tomarte unos minutos para despertar suavemente tus músculos y articulaciones.
Comenzá con estiramientos para el cuello, girando la cabeza suavemente de un lado a otro y hacia adelante y hacia atrás para aliviar la tensión acumulada durante la noche. Hacelo lentamente y sin forzar demasiado -y sin tirar la cabeza hacia la espalda-.
Luego, pasá a los hombros y la parte superior de la espalda. Podés hacer estiramientos de brazos cruzando uno sobre el pecho y aplicando presión suave con la otra mano. Esto ayuda a relajar los hombros y los músculos de la espalda alta.
Para la espalda baja, probá estiramientos como la posición fetal, donde te acostás de lado y llevás las rodillas hacia el pecho. Esto ayuda a estirar los músculos de la espalda baja y aliviar la rigidez.
Continuá con estiramientos para los brazos y las piernas. Podés hacer estiramientos de brazos extendiéndolos por encima de la cabeza y estirándolos hacia el techo. Para las piernas, podés hacer estiramientos de pantorrillas, flexionando el pie hacia arriba y hacia abajo mientras estás acostado. Estirá los cuádriceps, los isquiotibiales y los gemelos para prepararlos para el movimiento del día.
Acordate de respirar profundamente y mantener cada estiramiento durante al menos 15-30 segundos para permitir que los músculos se relajen y se alarguen adecuadamente.
Estos estiramientos pueden ayudar a mejorar la circulación sanguínea, aumentar la flexibilidad y reducir el riesgo de lesiones durante el día.
