InicioSalud para todosLa obesidad no es una elección: ¿por qué?

La obesidad no es una elección: ¿por qué?

Actualmente los niveles de sobrepeso a escala mundial superan el 60 %, en algunos países el 70 %. Cuando algo ocurre con tanta frecuencia, resulta difícil pensar que tenga que ver con una elección o falta de voluntad de las personas a la hora de cuidarse. En este sentido, el aumento de peso parece ser un fenómeno inmune a cualquier intervención que el sistema de salud realice para combatirlo. Así comienza un artículo del Dr. Leonardo Sande para nuestra revista hermana Hola Salud.

En el contexto de esta fecha me gustaría reflexionar sobre varios aspectos de esta problemática. Primero, sobre la definición actual de obesidad. Hoy en día el concepto es más funcional y no tan dogmático como se pensaba antes. La obesidad se define como una condición crónica, que implica un aumento de tejido adiposo que acaba generando repercusiones desfavorables para la salud del individuo. Como puede verse, definir a una persona con obesidad implica más parámetros que un índice de masa corporal mayor a 25 kg/m2 (IMC). 

Esta relación entre el peso y la talla no nos dice la composición corporal; por este motivo es esencial utilizar algún método como la bioimpedancia para conocer los porcentajes de músculo y grasa corporal. También es importante valorar la distribución de la grasa corporal. Metabólicamente no es lo mismo tener un exceso de grasa en la parte inferior del cuerpo, muslos y cadera, que si el exceso de grasa es a nivel abdominal. Este último se relaciona con resistencia a la insulina, diabetes, mayor riesgo cardiovascular, entre otras condiciones médicas. Es necesario realizar exámenes y una adecuada historia clínica que pueda analizar si el exceso de grasa corporal tiene repercusiones en la salud del individuo, por ejemplo, si el aumento de grasa ha generado hígado graso, alguna dislipemia, o si la persona ya es diabética o hipertensa. Lo que trata de transmitir este concepto más actual es que no basta con tener una relación entre peso y el cuadrado de la talla por encima de 25 para que esto genere efectos en la salud; y que, considerar si una persona es saludable o no, depende de muchos más factores que el peso corporal. 

También es importante que todos reflexionemos por qué es tan frecuente el sobrepeso y la obesidad. En los últimos 50 años estos fenómenos aumentaron exponencialmente y la biología de una especie demora millones y millones de años en cambiar, por ende, lo que está cambiando son otras cosas. El ser humano tiene un metabolismo ahorrador, si lo sometemos a déficit energético, el metabolismo se va a volver muy lento y no va gastar energía para lograr sobrevivir, pero si le damos comida en exceso rápidamente acumulará el sobrante de energía en el tejido adiposo. Estos son mecanismos de supervivencia básicos de cualquier especie. 

La mayoría de la población mundial actualmente tiene acceso a una alimentación hipercalórica y en muchos casos de baja calidad. El trabajo del ser humano se ha transformado en actividades sedentarias con muy poca actividad física. También la situación socioeconómica influye en la calidad de los alimentos y por ende en el peso de las personas; si una familia solo puede comprar alimentos de baja calidad que generalmente son ultraprocesados, con pobre calidad nutricional, pero alto contenido calórico, sin duda este aspecto va a repercutir en la composición corporal. 

Hay múltiples factores psicológicos que pueden hacer que una persona utilice como herramienta para calmarse la comida. Y por último, el peso está determinado por la genética y nosotros no elegimos la genética que nos toca. También puede estar influenciado por otras enfermedades. Por lo tanto, muchos de estos factores no son una elección, algunos de estos incluso no son modificables. Como médico no creo que las personas tengan culpa por tener sobrepeso, creo que sí son responsables de ser gestores del cambio para mejorar su calidad de vida. 

Debido a esto, actualmente existen movimientos en el mundo que no comparten por completo otorgar el título de enfermedad a la obesidad. Desde mi formación médica defiendo el concepto de que el aumento de grasa puede generar alteraciones desfavorables en la salud del individuo, pero también entiendo por qué surgen movimientos que piensan que esta postura puede ser estigmatizante. 

Discriminar siempre está mal, sea por el formato de cuerpo, religión, política o cualquier otro aspecto. Pero el exceso de tejido adiposo tiene repercusiones negativas en el organismo y existe evidencia científica que lo demuestra. 

Recordemos que nuestro corazón, riñones y pulmones están diseñados para trabajar en un cuerpo con un peso determinado, si duplicamos o triplicamos este peso todos estos órganos van a estar sobrecargados. Más allá del título que le demos a la obesidad, enfermedad o factor de riesgo, lo que sí está claro es que es un fenómeno mundial y no es una elección. Y sobre todo que tenemos que trabajar para mejorar nuestras condiciones de vida. 

Somos una humanidad sedentaria, afectada por una alimentación de baja calidad, con altos niveles de estrés y sometida a presiones estéticas inalcanzables.

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