Lo que hacemos a lo largo del día influye en cómo podremos descansar a la noche. Nuestros hábitos de consumo de pantallas y de actividad física son factores determinantes para nuestro descanso. Así lo remarca un estudio del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia.
La investigación, recogida por el sitio Cuidate Plus, señala que “la actividad física durante el día y la exposición intensa a la luz diurna se relacionan con una mayor regularidad en el ritmo de sueño-vigilia y con una mejor calidad del reposo nocturno”. Y que, “por el contrario, cuanto mayor es la cantidad de tiempo que la persona pasa en estado sedentario durante el día menor es la profundidad del sueño y peor la calidad del descanso”.
En base a esa investigación, compartimos varios consejos para que nuestros hábitos diarios conduzcan a un sueño más reparador y profundo a la noche:
-Intentar recibir la mayor cantidad posible de luz blanca durante el día.
-Mantenernos lo más activos posible físicamente durante el día, especialmente en las dos primeras horas. Para ello se recomienda, si es posible, ir caminando al trabajo, a la escuela o ejecución de gestiones.
-Realizar actividad física preferentemente durante la mañana o en la primera mitad de la tarde.
-Si las premisas anteriores no son posibles, utilizar luz artificial intensa y blanca durante la actividad de aseo y desayuno, así como en los espacios de trabajo durante la jornada laboral.
-Realizar pausas en el trabajo, si este es sedentario, para movernos, al menos, durante unos minutos. Tratar de salir al exterior en esas pausas o, al menos, colocarnos cerca de las ventanas.
-Reducir los niveles de activación a partir de las 20:00 o 21:00 horas, y utilizar luces más cálidas.
-Evitar a partir de esa hora las pantallas de los dispositivos digitales. Si se va a ver una película o serie hacerlo mejor en el aparato de televisión. Si es imprescindible consultar el móvil, el ordenador o la tablet programar siempre estos dispositivos en modo nocturno, para filtrar la luz azul.
-Elegir actividades a partir de las 20:00 horas más o menos que favorezcan la desactivación, a menos que el resto de rutinas no lo permitan. Optar, si es posible, por actividades no relacionadas con el trabajo y que no generen malestar o estrés. Evitar contenido audiovisual que genere activación.
Fuente: Cuidate Plus / Portal Salud
