Hay juegos que a veces pueden tener consecuencias negativas. Pero para saberlo, lo primero es analizar qué implica y sus posibles derivaciones. Por eso, hoy nos proponemos hablar sobre el morder jugando con una mascota: permitir que tu perro muerda mientras juega puede ser aceptable en algunos casos, pero es importante hacerlo bajo ciertas condiciones y con límites claros.
Los perros, especialmente cuando son cachorros, utilizan la boca para explorar el mundo que los rodea y para interactuar con otros perros o personas. Sin embargo, es crucial enseñarles a moderar la fuerza de sus mordidas y a entender cuándo este comportamiento es apropiado.
El juego de morder es una forma natural en la que los perros se comunican y liberan energía. Durante el juego, pueden morder juguetes, objetos e incluso a las personas si no se les educa correctamente. Si no se controla, este comportamiento puede derivar en problemas de agresividad o causar heridas, especialmente cuando el perro crece y su mordida se vuelve más fuerte.
Para que el morder sea aceptable es necesario enseñar al perro la inhibición de la mordida, una técnica que les permite entender cuánta presión pueden aplicar sin causar daño. Esto se logra interrumpiendo el juego cada vez que el perro muerde demasiado fuerte y dándole señales de que esa acción no es adecuada, como un «¡ay!» exagerado o cesando el juego de inmediato.
Otra clave es ofrecerle juguetes adecuados para morder. Esto le permite canalizar su necesidad de morder hacia objetos diseñados para ello, evitando que muerda cosas inapropiadas como muebles o manos. Los juguetes ayudan a desarrollar un comportamiento más saludable y también a fortalecer sus mandíbulas de manera segura.
Es fundamental no alentar el morder personas ni dejar que el perro piense que esto es un juego aceptable en todo momento
