¿Alguna vez te preguntaste por qué beber alcohol puede dar sueño? La respuesta tiene que ver con el hecho de que el alcohol tiene un efecto sedante sobre el sistema nervioso central. Este efecto ocurre debido a la manera en que el alcohol interactúa con varios neurotransmisores en el cerebro.
En primer lugar, el alcohol potencia la actividad del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico), que es responsable de inhibir la excitación neuronal. Cuando el GABA está activo, las neuronas reducen su actividad, lo que genera una sensación de relajación y, eventualmente, somnolencia. Este aumento en la acción de GABA es uno de los mecanismos principales por los que el alcohol produce sueño.
Al mismo tiempo, el alcohol reduce la actividad del glutamato, otro neurotransmisor que normalmente estimula la actividad cerebral. Al disminuir el efecto del glutamato, el cerebro se vuelve menos activo y más propenso al cansancio. Esto refuerza la sensación de somnolencia.
Además, el consumo de alcohol puede afectar la producción de melatonina, una hormona que regula los ciclos de sueño y vigilia. El alcohol puede aumentar los niveles de melatonina en el cuerpo, lo que favorece la sensación de sueño. Sin embargo, este aumento no es del todo beneficioso, ya que también puede alterar los patrones naturales del sueño.
Aunque el alcohol puede hacer que las personas se duerman más rápido, también interfiere con la calidad del sueño. Puede suprimir las fases más profundas y reparadoras del sueño, como el sueño REM (movimiento ocular rápido), lo que resulta en una sensación de cansancio o somnolencia al día siguiente, a pesar de haber dormido varias horas.
